Resuelto el enigma de la sirena japonesa momificada, casi 300 años después de su hallazgo

Un escaneo reveló que no hay esqueleto, salvo la mandíbula.

La sirena japonesa o mono-mer momificado era uno de los enigmas más comentados de la ciencia. De esta criatura se sabe que fue sacada de las aguas del Océano Pacífico entre los años 1736 y 1741.

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Después llegó al templo Enju-in de la ciudad japonesa de Asakuchi donde se le resguardó como una pieza sagrada.

Su aspecto es verdaderamente peculiar: un cuerpo de 30 centímetros de longitud formado por un torso de primate y lo que parece ser una cola de pez escamosa.

El ejemplar se complementa con dos manos de aspecto humano colocadas a un lado del rostro en el cual se puede observar una escalofriante mueca.

Para algunos se trataba de un mero engaño; para otros, la prueba de que todavía hay especies a las que no se puede clasificar y de las cuales aún hay mucho por conocer.

Desde febrero de 2022, científicos de la Universidad de Ciencias y Artes de Kurashiki (KUSA) trabajan con el templo de Enju-in para averiguar qué podría ser esta rareza.

La verdad de la sirena japonesa

Los expertos afirman que este mono momificado, o sirena japonesa, no es otra cosa más que una obra creada por el humano.

Esta criatura sería una representación de los peces ningyo de la tradición japonesa: un yōkai al que se le describe con la boca de un mono con pequeños dientes como un pez, brillantes escamas de oro, y una voz tranquila.

Los ningyo son criaturas acuáticas a menudo comparadas con las sirenas occidentales, que tienen un fuerte arraigo en las leyendas y tradiciones japonesas.

Por todo Japón se pueden encontrar numerosos ningyo momificados, los cuales forman parte de las colecciones de templos y museos, y datan principalmente del Periodo Edo (1603-1868). El origen de estas criaturas es todo un enigma.

El equipo de la KUSA trabajó con el templo Enju-in para examinar al ningyo momificado. El examen se compuso de una evaluación visual, imágenes de rayos X, imágenes de rayos X por tomografía computarizada, microscopía óptica y electrónica, análisis de rayos X fluorescentes, análisis de ADN y datación por radiocarbono.

Aparte de una mandíbula, el ningyo carece por completo de esqueleto. En esto se diferencia de otra rareza histórica: la sirena de Fiji de P.T. Barnum, una criatura formada por los cadáveres de un mono y pez cosidos juntos, y que durante muchos años se ha expuesto en varios recintos del mundo para crear un engaño.

Esto encontraron en el cuerpo de la sirena japonesa

Los escáneres revelaron la presencia de tela, algodón y papel, recubiertos de una sustancia que se obtiene mezclando polvo de carbón o arena con una pasta. La cabeza es principalmente de algodón recubierta de una sustancia parecida al yeso.

El pelo de la cabeza es de animal y las escamas proceden de dos tipos de peces. La parte superior del cuerpo está cubierta de piel de pez globo y la inferior, de la piel escamosa de una especie de corvina.

Las uñas de los cinco dedos son de queratina animal, probablemente de algún tipo de cuerno. La mandíbula era de algún tipo de pez carnívoro, informa Science Alert.

“El cuerpo de pez de la ‘Sirena seca’ de la colección de Enju-in está cubierto con la piel de una corvina, y la parte superior del cuerpo está hecha de tela y papel”, concluyen los investigadores.

A pesar de que se trata de una especie de artesanía que carece por completo de veracidad científica, la sirena japonesa representa una pieza valiosa para el templo de Enju-in, donde seguirá siendo parte de su colección. Cómo y cuándo llegó la pieza a este recinto, sigue siendo un misterio.

Una especie medicinal

El Yamato honzō (1709), un herbolario de medicina tradicional escrito por Kaibara Ekiken, afirma que los huesos del ningyo tienen propiedades medicinales.

En concreto, asegura que detienen las hemorragias estomacales que provocan la expulsión de excrementos con sangre negra.

Por su parte, la enciclopedia ilustrada Wakan sansai zue (1713) clasifica al ningyo entre los peces junto al besugo o al arenque. También explica que en Holanda sus huesos se utilizan como antídoto para los venenos.

El documento ilustra al ningyo con la mitad superior del cuerpo de mujer y la inferior de pez, a la usanza de una sirena típica.

El autor Ōtsuki Gentaku, en su libro Rokumotsu shinshi (1786), describe la apariencia física y de las propiedades medicinales de estas criaturas y cita muchas fuentes chinas y japonesas, pero también otras muchas occidentales, como la Cirugía del famoso cirujano francés del siglo XVI Ambroise Paré, o la Enciclopedia de zoología del naturalista polaco Jan (John) Jonston.