Este domingo, V del Tiempo Ordinario, continuamos con los siguientes versículos del evangelio del domingo anterior, con un par de comparaciones de parte de Jesús, para poner en práctica las Bienaventuranzas…
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Evangelio según san Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero, para que alumbre a todos los de la casa.
Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos”.
Reflexión:
¿Qué hago que refleje la Buena Nueva?
Con dos comparaciones, nos dice Jesús como tenemos que ser, para que se note que somos sus discípulos:
• SAL, dando sabor a la vida, a la propia y a la de los demás, animando, ayudando, acompañando, para que su vida sea menos amarga y tenga un sentido; que permita conservarla y mejorarla, en fraternidad y en armonía, sin carencias de lo básico…
• LUZ, iluminando en momentos obscuros, de dolor, de desánimo, de injusticia … dando luz para salir de lo que nos resta vida y seguir por el camino hacia el bien, hacia el bien común…
El profeta Isaías (58,7-10), precisa como damos sabor a la vida y la iluminamos, cuando en nuestras relaciones interpersonales, ponemos en práctica lo que Jesús nos enseña: proteger, remediar, ayudar, defender y salvar a quiénes sufren las consecuencias que el mal provoca.
Estamos llamados, como seguidores de Jesús Cristo a ser la mano que levanta, que cura heridas, que abraza, que alimenta … a quién lo necesita. Somos sal y luz, cuando renunciamos a explotar, oprimir, descartar, ofender, a cualquier persona.
Ojo, todo debe ser en la medida, tanto cuanto se necesite, para no salar ni encandilar, para no suplantar o imponer; es ayudar para que los demás avancen también.
¿A quién puedo ayudar, para que crezca y viva mejor, dignamente?… ¿Qué puedo hacer para procurar justicia y construir paz?… ¿En qué y cómo me puedo comprometer para el bien-común?
PD. Para profundizar la reflexión: https://bit.ly/BN-Domingos
Alfredo Aguilar Pelayo
alfredo@ccrrsj.org
#RecursosParaVivirMejor
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