La labor que durante 84 años ha realizado el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para proteger el patrimonio cultural de México que hoy es motivo de orgullo en todo el mundo.
Este 3 de febrero se celebra la fundación de una instancia que en 1939 apareció en la escena nacional por mandato del presidente Lázaro Cárdenas, como rama de la Secretaría de Educación Pública.
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Así se formalizó la labor de aquellos pioneros de la antropología y la arqueología que siempre pugnaron por dar al patrimonio cultural un papel fundamental en el desarrollo de la nación que se construyó a partir de la Revolución Mexicana.
En 1988, el INAH, ya perfilado como un frondoso árbol, se integró al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. A finales de 2015, al crearse la Secretaría de Cultura federal, la institución quedó bajo ese sector.
Durante más de ocho décadas muchos han sido los desafíos: hallazgos arqueológicos y paleontológicos, creación de escuelas y museos, investigación, difusión, restauración y conservación, batallas contra desarrolladores turísticos y empresarios de toda índole, instrumentación de leyes, por mencionar algunos retos a los que se suma en estos días la supervisión del proyecto del Tren Maya.
Basta conocer la numeraria para imaginar la titánica labor de los decenas de especialistas del INAH que hasta el 26 de enero han registrado, en la ruta que seguirá ese medio de transporte (península de Yucatán, cuna de la cultura maya), 39 mil 871 bienes inmuebles (estructuras, albarradas, plazas), 766 mil 266 fragmentos de cerámica (ya en análisis), mil 719 bienes muebles (cerámica, lítica, figurillas), 463 entierros, 675 vasijas completas y mil 197 cuevas y cenotes naturales, tan sólo del tramo 1 al 5.
Fortalecer el presupuesto
Antes de la pandemia, el INAH informó que al año atendía más de 27 millones de visitantes nacionales y extranjeros en los museos, sitios históricos y prehispánicos a su cargo, cifra que esperan se incremente, para lo cual es urgente que se fortalezca presupuestalmente.
En numerosas ocasiones, el titular de esa instancia, Diego Prieto, ha explicado que “pese a la importancia del instituto en la atención de los grandes y profundos retos que enfrenta el país, del crecimiento de la demanda que satisface, y de su impacto social, no hay proporción entre el incremento de sus responsabilidades, los presupuestos fiscales que recibe desde hace décadas y los menguantes recursos humanos con que cuenta para cumplir a cabalidad sus encomiendas”, testimonio que se incluye en el libro conmemorativo por los 80 años del INAH.