En el juicio contra Genaro García Luna, Harold Mauricio Poveda Ortega, El Conejo, fue presentado como un nuevo testigo en el caso y aunque aseguró que no conoció personalmente al exsecretario de Seguridad, Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, sí le habló de él y de que tenían tratos, pero, ¿quién este traficante colombiano que incluso lloró en la audiencia del 1 de febrero?
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El Conejo no reparó en detallar al jurado su carrera criminal como traficante de drogas desde sus inicios como distribuidor independiente y que El Barbas quería matarlo por descargar sus lanchas rápidas con cargamentos de cocaína en Guerrero, territorio de los Beltrán Leyva.
Contrabandeó a Estados Unidos un millón de kilos de cocaína que movía no sólo en lanchas rápidas, sino también en contenedores y aviones. Tras su detención en noviembre de 2010 y luego de ser extraditado a territorio estadunidense se declaró culpable al hacer un trato en 2013, por lo que en 2019 fue liberado y ha sido testigo no sólo ahora en el juicio contra García Luna, sino también contra Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo, quien fue sentenciado a cadena perpetua.
Sus actividades criminales en México se remontan a finales de 1995 cuando empezó con la compra y venta de droga en antros y discotecas en la Ciudad de México. Llegó al país dos años antes con la intención de cruzar a Estados Unidos de forma ilegal, pero no lo consiguió.
Desde entonces, El Conejo se dedicó al tráfico de drogas y se convirtió en una pieza clave para el cártel de Sinaloa y para el de los hermanos Beltrán Leyva, ya que fue su principal distribuidor de cocaína. Su rol fue el de ser intermediario entre los capos colombianos con los de México a fin de contrabandear la droga a Estados Unidos, cuyos destinos principales fueron Los Ángeles, Chicago, Nueva York y Atlanta.
De acuerdo con su testimonio, con el fin de traficar grandes cantidades de cocaína, miembros del cártel de Sinaloa y el de los Beltrán Leyva hacían colectas para adquirir cargamentos de varias toneladas y traficarlos a través de México hacia Estados Unidos. El Conejo aseguró que sus ganancias iban desde los 3 hasta 70 millones de dólares, dependiendo el cargamento.
Pero, ¿por qué le dicen El Conejo? Esta fue una pregunta de la defensa de García Luna para el testigo durante el sexto día de alegatos. El origen del sobrenombre tiene que ver por el sello que el narcotraficante colombiano usaba para identificar los paquetes de cocaína que traficaba.
Sí se trata de un conejo. Harold Poveda colocaba el símbolo de la revista de Playboy a cada paquete de cocaína como una forma de firma, es por ello que en el mundo del narcotráfico es conocido por el sobrenombre de Conejo.
Entre las revelaciones del narcotraficante colombiano, dijo que Arturo Beltrán Leyva quiso matarlo por descargar droga en una de sus rutas, por lo cual buscó ayuda para contactar a Ismael El Mayo Zambada, quien accedió a brindarle protección a cambio de que trabajara para él en México.
Fue así que empezó a traficar cocaína para el cártel de Sinaloa y ante el temor de que en México fuera asesinado por El Barbas, dijo que le pidió ayuda al Mayo para regresar a Colombia, por lo que Jesús El Rey Zambada se encargó de ello y junto con algunos de sus hombres lo trasladaron al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y, aseguró, lo dejaron con unos policías federales que incluso le cargaron las maletas.
Regresó a México tras los operativos en Colombia contra los cárteles colombianos y fue en este periodo cuando, dijo, hizo las paces con El Barbas, por lo que después de ello llevaron una relación como de “padre e hijo” que incluso lo llamaba de cariño “tío”.