El telescopio espacial James Webb ha encontrado la diminuta cola de un exoplaneta cercano que está perdiendo su atmósfera.
Observaciones con el telescopio espacial James Webb han revelado un mundo extraño, que subvierte las expectativas de química atmosférica y además presenta con una cola producida por un escape de helio.
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Una de las primeras muestras del poder científico del James Webb se produjo el verano pasado, cuando centró su atención en el tránsito de un exoplaneta del tamaño de Júpiter y de la masa de Saturno llamado HAT-P-18b.
El equipo, dirigido por Guangwei Fu (Universidad Johns Hopkins), descubrió varias moléculas en la atmósfera superior del planeta utilizando el instrumento Near Infrared Imager and Slitless Spectrograph (NIRISS), pero lo que no hallaron fue más sorprendente.
La primera de estas sorpresas fue una firma de absorción de helio, pero no rodeando al planeta: en su lugar, sus resultados indican que HAT-P-18b arrastra una débil cola de helio que escapa.
Se han observado rasgos similares detrás de otros planetas, pero éste era tan sutil que los observatorios terrestres no lo habían detectado.
La segunda sorpresa se refería a una molécula no desplazada del planeta, sino posiblemente ausente por completo.
Una de las principales motivaciones para centrarse específicamente en HAT-P-18b es su posición en un rincón del espacio de parámetros excepcionalmente útil para los modelizadores que trabajan en el misterio del metano.
No se espera que los planetas calientes con temperaturas superficiales superiores a 726° C tengan metano en sus atmósferas, ya que la termodinámica en estas condiciones extremas prefiere otras especies.
No obstante, modelos sencillos sugieren que cualquier mundo más frío que éste debería mostrar signos de absorción causados por moléculas de metano en la atmósfera superior que interceptan fotones con una longitud de onda específica.