Regalar juguetes y mascotas no es cosa de juego

El juego, primordialmente y, luego, el juguete, son elementos que permiten a los niños su socialización y, en este contexto, influyen en la formación de carácter y personalidad; a través del juego, los niños aprenden conductas y valores que se encuentran predefinidos en el conjunto social. De ahí la importancia de que los adultos, en esta temporada particularmente, reflexionen sobre lo que obsequiarán a los pequeños.

Pero, además, se precisa considerar la seguridad de los pequeños, dado que algunos juguetes no reúnen las características y los requisitos imprescindibles para ello pudiendo, incluso, resultar nocivos para su salud, para el medio ambiente y hasta para la economía familiar.

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En cuanto a los juguetes, es clara la diferenciación de estos, diseñados para los niños y para las niñas y que aportan a la conformación temprana de roles y conductas asumidas por los adultos en la interacción social.

Irma Martínez, directora de la Asociación Civil Empren-dedoras, dijo que se precisa reflexionar sobre la conveniencia de obsequiar a los pequeños alguna mascota que, claramente, no es un juguete ni un objeto de juego.

Se necesita, asimismo recordar, señaló la doctora Lourdes Alemán, activista social potosina, que en ningún caso ni el juego ni el juguete deben sustituir las relaciones interpersonales entre padres e hijos; y, entre estos y sus compañeros.

También, advirtieron en el contexto de la temporada navideña, es necesario evitar ser absorbidos por un mero afán consumista que nos arrastra a compras irreflexivas en las que no siempre se tiene en mente las necesidades y características de los pequeños que serán los receptores de nuestros obsequios.

CONSUMISMO Y TERGIVERSACION AXIOLÓGICA

Y es que, han estimado algunos investigadores, en estas épocas, los consumidores adquieren entre un 75 y 80 por ciento de juguetes que se venden a lo largo de los 365 días del año; lo que da una idea clara del impacto del modelo consumista en la economía social y familiar.

La publicidad, especialmente en la televisión a la que están constantemente expuestos nuestros niños, al no estar regulada, resulta abusiva, dejándolos a ellos en un estado de abierta indefensión, lo que tiene efectos negativos, al producir la sensación de que las economías familiares son del todo suficientes para adquirirlos, llevándolos a la frustración, al desencanto, a la profundización de sentimientos de culpa, cuando llegado el 25 de diciembre no tienen el juguete deseado, pensando que es así porque son “malos”.

Un informe del Consejo Audiovisual de Anda-lucía, España, sobre la publicidad de juguetes en el año de 2006 destaca que casi el 62 por ciento de los anuncios de juguetes recibe una valoración negativa “por ser confusos, sexistas o éticamente reprochables y sólo un 9 por ciento recibe una valoración positiva”.

EXALTACIÓN DE ROLES SEXISTAS

Así existe una amplia clasificación de los juguetes, los que se definen en dos grupos como adecuados e inadecuados: están, por ejemplo, en este último rubro, los juguetes bélicos, que acentúan conductas agresivas y subrayan afanes de dominio y dominación y que más tarde repercutirán en su relación con la sociedad; los inductores de roles sexistas, como es claramente el caso de las muñecas “Barbie” y otras de ese tipo; los inductores de roles de género inamovibles como las muñecas con funciones fisiológicas: que hacen pipí y popó, lloran; o, biológicas, que simulan partos. Los juguetes condicionantes (más enfocados a las niñas) como las cocinas, las vajillas, los vestuarios de muñecas, entre otros.

Los hay, también, los juguetes que conducen a los niños a la mera contemplación: los que operan automáticamente y siguen programas de movimiento y no dejan lugar a la creatividad; los juguetes tóxicos, que se han vuelto frecuentes por sus materiales de alto riesgo y que, comúnmente, llegan al mercado nacional desde China y la India; los juguetes dañinos al ambiente y que funcionan a base de pilas de cadmio, plomo, mercurio, entre otros.

MATERIALES DE RIESGO

El conocer e identificar los materiales con que están hechos los juguetes es también de suma importancia. Estos se clasifican como naturales y sintéticos.

Los primeros son de madera, papel y cartón, pero no deben ser reciclados o blanqueados con cloro; los hay de tela (los famosos peluches); entre los juguetes peligrosos se encuentran los fabricados con metales (Plomo, cadmio, hierro reciclado, imanes, entre otros) y vinilos.

Entre los materiales sintéticos que ofrecen riesgos a la salud y al medio ambiente y que se siguen, desgraciadamente, utilizando para fabricar juguetes, se encuentran los químicos-sintéticos: plásticos, cloro, PVC y que suelen destinarse a pequeños de baja edad.

Por lo que se refiere a los juguetes de impacto negativo para el sano desarrollo del niño se encuentran algunos denominados “didácticos”. Con ellos el niño, no juega precisamente, sino que se sujeta a una presión de aprendizaje y es sometido (por el adulto) a una presión ajena a su interés y a su naturaleza, restándole libertad y creatividad.

Existe un tipo de juguete denominado solidario, que más que juguete es un juego, como los juegos de mesa cooperativos en los que los pequeños aprenden valores de solidaridad, frente al individualismo y la competencia; los hay que estimulan la motricidad, la memoria, la inteligencia pero deben ser proporcionados de acuerdo a la edad de los jugadores.

En este rubro están los tangram, el ajedrez, el juego de la Oca, la lotería, los rompe-cabezas (o puzzles), pero también las pelotas, los columpios, los aros, las marionetas, entre una gran variedad.

LA REALIDAD TRAS EL ENCANTO

La industria del juguete, a pesar de su encanto, tiene para la comunidad humana un alto y negativo impacto social, económico y de justicia.

No podemos ignorar cosas como estas: En el Sudeste asiático (China, Hong Kong, Corea, Indonesia, la India y Tailandia), donde se produce el 80 por ciento de los juguetes que se consumen en el mundo se utiliza una mano de obra infantil semiesclavizada, mal pagada y expuesta a escenarios de constante riesgo y contaminación; el 65 por ciento de los trabajadores adultos, en las mismas condiciones que los infantes, son mujeres.

Con frecuencia ignoramos las reacciones de los materiales con que están hechos los juguetes. Estos pueden ser inflamables, de alta toxicidad (por sus contenidos químicos y de metales pesados o contaminados), pueden ser quebradizos y cortantes o pueden producir por sus contenidos y  emisiones daños auditivos, alergias, asfixia, discapacidad visual y motora.

¿PIENSAS “REGALAR” UNA MASCOTA?

Por lo que se refiere a las mascotas, hay que tomar en cuenta que el hecho objetivo (convierte en objeto) a un ser vivo: La vida no se regala.

Una justificación para regalar mascotas se centra en el argumento de “ayudar a la formación del carácter del niño”, haciéndolo responsable del cuidado y atención de la mascota; apoyándolo para su socialización pero ¿Es cierto? No son pocos los casos en los que, tras un corto tiempo, las mascotas son abandonadas en la vía pública; en ocasiones estas son torturadas, mal alimentadas, desatendidas.

Los veterinarios advierten que antes de regalar una mascota hay que prestar atención a cinco normas: Tiempo y disponibilidad; espacio adecuado para el tipo de mascota; edad del niño que recibirá como “regalo” una mascota; deseo real de tener una mascota y capacidad económica para asegurar su manutención.

Un sexto eje normativo tiene que ver con el tipo y características de la mascota que se piensa “obsequiar”, porque no es dable, por ejemplo, “regalar” felinos feroces, serpientes, arácnidos, pirañas, entre otras especies.

¿Ahora que ha leído esto, está listo para elegir responsable e inteligentemente el regalo de Navidad o de Reyes?