Alguna vez se Prohibió la Navidad

Los “expertos” aún debaten la fecha del nacimiento. 1223, año en el que se originó la tradición del pesebre. Villancicos e historia y significado del arbolito de navidad

La  Navidad, como la conocemos, fue objeto de prohibición por el Vaticano en el año 425 y, más tarde, en 529 por el Papa Justino III, restaurada temporalmente por el Papa Bonifacio VIII y popularizada en el año de 1110.

En el entorno de las festividades navideñas se han generado ácidas discusiones entre los expertos, quienes a la fecha no han logrado ponerse de acuerdo sobre el nacimiento de Jesús, que ubican en diferentes meses, a partir de distintos datos, sin aceptar la simbología y el significado de estas celebraciones.

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Para la Iglesia Católica el nacimiento de Cristo se dio en este mes de diciembre, el 25, luego de que José y María recibieran albergue en un humilde pesebre de la ciudad de Belén, a donde se habían dirigido por motivo de un censo de población ordenado por las autoridades romanas, y debido a que Belén fue la ciudad de origen del esposo de María.

La fecha exacta del nacimiento de Jesús no ha sido esclarecida científicamente; los investigadores insisten en la improbabilidad de que se haya registrado en este mes que, en el desierto oriental, registra temperaturas de congelamiento, mismas que impiden el pastoreo y las actividades agrícolas.

Lo anterior porque se cuenta que, una vez que María y José recibieron como albergue el establo, una estrella fugaz comenzó a deslizarse por el cielo para guiar a los magos que iban en su busca, por instrucciones de Herodes, quien con engaños los enviaba para averiguar su paradero, con la siniestra intención de asesinar al recién nacido.

Se cuenta que, al saber del prodigioso nacimiento, los más humildes acudieron al pesebre para presentar sus respetos al hijo de Dios y a su joven madre; en tanto los magos, que no se sabe bien si eran tres o más, instruidos por Herodes, se pusieron en marcha, sin saber exactamente hacia dónde dirigirse… hasta que observaron la estrella fugaz, el cometa que parecía llamarlos; lo siguieron, escondiéndose entre las nubes de los ojos de los espías enviados por Herodes. Invisible para ellos.

Los magos, finalmente arribaron al sitio, cuando los pastores se habían marcha-do ya con sus rebaños, para hacerle tres obsequios a aquel recién nacido: Oro, con el que se reconocía su dignidad; incienso, para purificarlo y mirra, para reconocer su poderío por encima de las fuerzas humanas y de la propia naturaleza.

El lucero, la estrella guía a la que se hace referencia, es también objeto de discusión para los investigadores. Se cree que, en efecto se trató de un cometa periódico, pero también que se trata de un lucero, el lucero del alba: Venus.

Es por ello que la Iglesia Católica celebra, la noche del 24 la llamada Misa de Gallo que se corresponde con el alba; en realidad, la clerecía católica celebra tres misas, de acuerdo con el testimonio de Ildefonso, un obispo español del año de 845: Pascua, Pentecostés y de la Transfiguración (de noche, en el alba, e in die durante el día), relacionadas con las tradiciones judía y cristiana; es por ello que Santo Tomás, en la Suma Teológica, habla de un triple nacimiento de Jesús en la eternidad, en el tiempo y en el alma.

El origen de esta triple celebración se encuentra en la práctica de este oficio en el Oratorio Praesepis de la Basílica de Santa María La Mayor, asimilada a la de Belén; la segunda sigue siendo celebra-da en la capilla particular del Papa, la Capilla de Anastasia, en el Palatino; y, la tercera se celebra en la Basílica de San Pedro.

Origen de los pesebres

Hacia el año de 1223, Francisco de Asís dio origen a los nacimientos; el religioso pretendía de esta manera, demostrar visu-al y objetivamente a los cristianos más humildes cómo se desarrollo el acontecimiento del nacimiento del hijo de Dios sobre la tierra; fue también, un instrumento eficaz para convencer y convertir a los ciudadanos.

Con todo, observamos en el pesebre de Belén la presencia de un asno (un jumento, un burrito) y de un buey; ambos cuestionados por los investigadores y señalados como improbables; atribuyen su presencia a un error de interpretación de Isaías y Habacuc. Con todo y a pesar de los intelectuales, el pesebre descubierto en las catacumbas de San Sebastián en el año de 1877, da cuenta de la presencia de ambos animalitos; de hecho el burro que montó Balaam en el misterio de Reims fue la causa de que la festividad se conociera como Festum Asinorum.

En el primer pesebre, Francisco de Asís convocó a los pobladores para que interpretaran los diferentes personajes, suministrados con diálogos (parlamentos), vestuarios, instrucciones de movimientos y tiempos de participación, teniendo como fondo un bosque, puesto que se realizaba en el exterior del templo (una especie de atrio natural) para facilitar la presencia del auditorio.

Del psicodrama pedagógico a los villancicos

Con el paso del tiempo las obras dramáticas se fueron degenerando para dar paso con ello a los himnos, villancicos y pastorales. Ya el Papa Prudencio (S. IV) escribió himnos y villancicos navideños: Vox Clara (para laudes en adviento) y Chiste redemptor (vísperas y maitines de navidad); en el Siglo V, Sedulio compone “A Solis ortu”; jacopone Todi (1230-1306) compone “Stabat mater speciosa”… Después el ingenio popular va integrando, paulatinamente, los villancicos que hoy conocemos, desde “Adeste fideles”.

EL ARBOLITO DE NAVIDAD

Ya Francisco de Asís quizá involuntariamente, pero quizá también de manera premeditada–, al  sacar del tempo el pesebre y colocarlo en una zona natural boscosa, para ser apreciado por los lugareños había introducido el árbol de navidad; en la tradición sajona, se observa que los pinos son árboles de hojas perennes y eran un símbolo del poder de Dios que, vistos desde abajo, parecían adornados con las estrellas y luceros; quizá se derive, desde la tradición inglesa, del bastón de José de Arimatea, que florecía en Glastonbury.

Pronto se procedió a adornar los árboles con muérdago, listones y con velas, simulando frutos luminosos, o reflejos de los astros; una práctica tomada de las Calendas romanas; los muérdagos fueron aportados por los druidas pero, el árbol de navidad propiamente surge en el año de 1605 en Estrasburgo, desde donde es introducido a Francia e Inglaterra.