Algunas de las tradiciones navideñas más extrañas incluyen aves muertas o esferas de cristal para alejar a los malos espíritus o brujas.
Pensamos en la Navidad como una época de bienestar, felicidad, unión y demás calificativos positivos. También pensamos en tradiciones como el intercambio de regalos o tradicionales platillos que nos deleitan.
Pero en otros tiempos, la Navidad estuvo llena de extraños rituales que podrían parecernos incluso perturbadores. Conoce algunas de las tradiciones navideñas más extrañas que se practicaron o siguen practicándose en sitios remotos del mundo.
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Pájaros muertos
En Irlanda, las celebraciones navideñas van más allá del 25 de diciembre y, hasta hace relativamente poco se realizaba una práctica muy perturbadora: el asesinato de pájaros.
Según la tradición regional irlandesa, el 26, día de San Esteban, se mataba un chochín, el cual se colocaba en lo alto de un poste decorado y se llevaba de casa en casa en procesión, cantando y pidiendo dinero.
El origen de esta idea no está claro; puede ser una referencia a la historia de que el propio San Esteban fue traicionado por un reyezuelo, un ave que se caracteriza por su fino canto, variado colorido y cresta de fuego.
La tradición, conocida como “ir por el reyezuelo” o “cazar a Jenny”, se registra hasta la década de 1930 en el condado de Sligo y la isla de Man.
Las personas que daban peniques para “enterrar al reyezuelo” también podían recibir una pluma del ave para protegerse de la mala suerte.
Esferas para ahuyentar a las brujas
En Gran Bretaña e Irlanda se usaban las “esferas de bruja”, que no eran otra cosa más que esferas de vidrio soplado, a veces recubiertas por dentro de plata, que se creía servían para ahuyentar a los malos espíritus. Estos objetos son lo que hoy conocemos como las esferas de Navidad.
Su propósito era atraer y neutralizar el mal de ojo de una bruja que pasara, ya fuera reflejándolo sobre ella o desconcertándola con el dibujo.
Se creía que los colores brillantes de la bola, tras atraer a la bruja y posiblemente a otros espíritus más oscuros, los atraparían en su interior y protegerían así el hogar de esa negatividad.
Estas esferas o bolas de bruja se colocaban originalmente en las ventanas, sin embargo, se desconoce cómo fue que comenzaron a ponerse en el árbol de Navidad.
Tal vez la gente quería alejar a los espíritus en un momento especialmente sagrado e importante del año y vio en las esferas una oportunidad para ello, además de adornar.
Una cabeza de jabalí
Antes de que se cenara pavo, las celebraciones navideñas de la clase alta inglesa del siglo XVI usaban una cabeza de jabalí como alimento.
Un villancico que se cantaba en la década de 1520 nos dice que la cabeza del jabalí se adornaba con “guirnaldas alegres de romero”.
Un colegio de Oxford mantiene la tradición de comer cabeza de jabalí el día de Navidad. Esta tradición data de una leyenda que dice que un día un estudiante que paseaba por un bosque cercano se topó con jabalí, la cual venció metiéndole su libro de filosofía por la garganta.
Un caballo muerto y atado a un poste
La celebración de Mari Lwyd (Santa María), originaria del sur de Gales y que aún se celebra en la región de Glamorgan, es una de las tradiciones navideñas más espeluznantes del mundo.
Se remonta a la época precristiana y parece que en su día formaba parte de las celebraciones de Año Nuevo, pero ahora ha pasado a formar parte del folclore navideño galés.
Mari Lwyd es un caballo muerto disfrazado y colocado en un poste. La celebración es más o menos como sigue: A partir del cráneo real de un caballo, las personas lo decoran con cascabeles y cintas y después lo envuelven con una sábana blanca que se lleva en un poste.
El Mari Lwyd y su grupo van de puerta en puerta, cantando y retando a las familias de dentro a una batalla de insultos rimados en galés (conocida como pwnco). Una vez que concluye la batalla se invita al grupo a entrar en la casa para tomar un refrigerio.