La calidad de nuestras relaciones sexuales parte siempre del bienestar psicológico y la confianza en uno mismo
El poder disfrutar de una sexualidad satisfactoria depende de factores orgánicos y psicológicos. Sin embargo, a menudo descuidamos el gran impacto que puede tener la última dimensión en esta área de nuestra vida.
Estudios, como los realizados en la Universidad de Atenas, por ejemplo, nos indican que el estrés es, sin lugar dudas, una de las causas que está detrás de la disfunción eréctil.
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Ahora bien, es importante tener en cuenta que los trastornos de estrés como de ansiedad son solo el síntoma de algún problema subyacente.
El estrés aparece cuando determinadas situaciones nos desbordan y no tenemos suficientes herramientas psicológicas para afrontarlo.
El desempleo, los problemas laborales, las desavenencias familiares e incluso las crisis personales son fuertes desencadenantes.
Asimismo, estas condiciones psicológicas provocan importantes cambios fisiológicos.
Toda respuesta de estrés conlleva que el sistema nervioso y el eje hipofisosuprarrenal liberen catecolaminas.
De este modo, tanto la adrenalina como la noradrenalina producen taquicardias, vasodilatación muscular y vasoconstricción cutánea.
Disfunción eréctil
Estudios recientes, como el realizado en la Universidad de Kansas, destacan la relación entre el estrés y la disfunción eréctil.
De este modo, algo que debemos entender en primer lugar sobre esta última condición es que no es una enfermedad.
Estamos ante un síntoma de algún problema que se esconde detrás.
Factores como la diabetes, la hipertensión o los problemas cardiovasculares pueden alterar los vasos y nervios responsables de la erección.
Por tanto, la disfunción eréctil, entendida como la imposibilidad a la hora de lograr o mantener una erección, puede deberse a causas vasculares, hormonales, neurológicas y hasta farmacológicas.
Ahora bien, es necesario poner la atención en los factores psicológicos.
El estrés reduce de manera drástica los niveles de andrógenos.
Ello provoca inapetencia, baja concentración, erecciones más débiles y, con ello, relaciones sexuales poco satisfactorias.
Por otro lado, no podemos pasar por alto otro factor hormonal.
El aumento del cortisol y la prolactina disminuye la testosterona.
Con ello, se eleva la adrenalina y se contraen arterias, incluidas las del pene.
Es decir, los vasos de las fibras musculares reducen su diámetro.
Eyaculación precoz
La eyaculación precoz se define como la incapacidad de controlar el reflejo eyaculatorio bajo un nivel de excitación sexual.
Este es, sin duda, un problema que sufre una parte de los hombres en algún momento puntual de sus vidas.
El problema aparece cuando se vuelve una constante en la relación de pareja.
Es importante tener en cuenta que el estrés suele estar detrás de esta realidad.
No obstante, lo complicado es que, cuando se experimenta más de una vez, aparecen las ideas de anticipación al fracaso.
Es decir, en el momento en que se inicia la relación sexual el hombre ya teme que pueda suceder de nuevo. Ese temor ocasiona, una vez más, problemas para disfrutar.
¿También puede afectar a la mujer?
Sabemos que el estrés y la disfunción eréctil se relacionan. Ahora bien, ¿cómo afectan los trastornos de ansiedad y estrés a las mujeres? ¿También ellas experimentan algún tipo de problema o disfunción? La respuesta es que sí. El estrés diario y, en concreto, la depresión, traen consigo una menor respuesta sexual.
El aumento de cortisol como consecuencia de los estados estresantes produce múltiples cambios, tanto físicos como psicológicos. La libido se reduce, bajan los niveles de excitación, hay menor lubricación y se hace más complicado llegar al orgasmo.
Consejos para que el estrés no afecte nuestra vida sexual
Sabemos que el estrés y la disfunción eréctil están relacionados. Tenemos claro, también, que este no es un problema exclusivo de los hombres y que en el momento que falla el aspecto sexual en la pareja la relación se pone en jaque.
Disfrutar de una sexualidad satisfactoria y plena es algo esencial.
Entonces, ¿qué deberíamos hacer en estos casos? Estas serían algunas claves:
Es importante no automedicarse. La principal estrategia es hablar con el médico y descartar enfermedades y problemas orgánicos.
Una vez se descartan estos aspectos, es momento de gestionar el estrés. Para ello, es esencial detectar y clarificar los detonantes que nos causan dicho estado.
El apoyo de la pareja es indispensable en estas situaciones.
Debemos trabajar aspectos como las ideas irracionales y negativas para alimentar poco a poco un enfoque más racional y positivo.
Es interesante siempre mejorar hábitos y rutinas. Introducir algún cambio, como apuntarnos al gimnasio o hacer algún tipo de deporte es muy recomendable.
Introduciremos en nuestro día a día técnicas de relajación y respiración profunda.
Es importante no ingerir alcohol ni tabaco, así como tampoco pastillas para dormir.
Resulta positivo iniciar nuevos juegos eróticos en la relación para disfrutar de otros estímulos.
El estrés y la disfunción eréctil pueden abordarse
A la hora de manejar la disfunción eréctil o la falta de libido en el hombre y la mujer, el apoyo mutuo en la pareja es un pilar decisivo. Afrontar juntos la situación con comprensión facilita de manera notable atravesar estas experiencias que, en realidad, son muy comunes.
Contar con el apoyo de especialistas nos garantizará, además, recuperar lo antes posible la calidad de nuestras relaciones sexuales. No dudes en consultar.