La comunicación de la comunicación.
Definamos pues que la actitud es una disposición afectiva y mental, organizada en base a la experiencia y que orienta las acciones de los sujetos por lo que la confianza parece ajustarse bien a esta definición, pues las personas confiadas son aquellas que se disponen afectiva y mentalmente, y orientan sus acciones con esa serenidad que la caracteriza. Por este mismo motivo, la confianza, como cualquier otra actitud, no puede tener sólo un fundamento emocional, sino que también requiere un fundamento afectivo y conductual, pero sobre todo cognoscitivo.
La confianza no se constituye con impulsos instintivos o mediante disposiciones meramente emocionales, carentes de crítica o de juicio. De hecho, la tradición, la educación y la familiaridad, y hasta la herencia biológica, constituyen una serie de factores que invitan a los sujetos a abrir una ventana específica y diferencial de seguridad frente a los demás y frente al mundo. En el fondo, cada vez que un sujeto ejerce su libertad para confiar o no en alguien o algo, realiza un acto de confianza y pone a prueba los ideales en los que cree, juzgando las circunstancias que tiene frente a sí con respecto a ellos, y modelando de este modo un sujeto que no sólo confía, sino que sabe cuándo y en quién confiar. Por ello, podemos ver cómo la confianza acaba por adquirir en algunos sujetos cierta estabilidad, sin que ello impida que continúe abierta a una continua revisión y a un proceso de perfectibilidad. Por ello, no sólo hay actos de confianza y desconfianza, sino también personas confiadas y personas desconfiadas. La confianza, entonces, no es sólo una actitud, sino que eventualmente se convierte también en una cualidad estable de ciertas personalidades, eso que suele denominarse virtud.
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La confianza como actitud y la confianza como virtud:
Como virtud es aquella que le permite a quienes la poseen reconocer consistentemente y con seguridad lo que es confiable y, por consecuencia, discernirlo de lo que no lo es. Las personas confiadas se caracterizan, entonces, por mantener de modo relativamente continuo una positividad frente a los demás y con relación al devenir: la confianza es una cualidad que proyecta a las personas hacia el futuro con seguridad, dotándolas de un carácter sereno y emocionalmente más relajado.
La confianza no está conformada sólo por un conjunto de expectativas o creencias, sino que aspira a convertirse en una certeza.
Los actos de confianza que deriven de una actitud: son impulsada por ciertas condiciones más o menos temporales o de una virtud que haya adquirido un nivel de estabilidad en el sujeto se justifican cuando cumplen con las condiciones de satisfacción que les corresponden a dichas certezas.
Stephen M. R. Covey, en El factor confianza, afirma que la confianza es un valor que se establece de adentro hacia afuera, en olas sucesivas que van de la confianza personal, a la confianza de las relaciones y de aquí a la confianza organizacional, la confianza del mercado y la confianza social. Covey habla más de la confiabilidad que de la confianza, pues se refiere a las condiciones que hacen a un sujeto digno de confianza frente a sí mismo o frente a los demás, lo que el autor llama credibilidad.
Para este autor la confianza se funda en factores de carácter, que podríamos denominar morales y factores de competencia, que podríamos llamar técnicos.
Los dos factores morales que Covey que rescata son la integridad y las intenciones; los dos factores técnicos, las capacidades y los resultados.
Todos ellos son importantes y no se puede prescindir de ninguno si se quiere crear confianza en cualquiera de los ámbitos a los que el autor se refiere.
Por ultimo me gustaría resaltar los cuatro focos pueden ser vistos también como los cuatro tipos de signos que los sujetos debemos aprender a observar e interpretar para descubrir la confiabilidad de los demás. Para esto empleare la metáfora de un árbol descrita por Arturo Ortega Ibarra “La integridad se encuentra, fundamentalmente, bajo la superficie. Es el sistema de raíces de donde crece todo lo demás. Las intenciones resultan un poco más visibles; son el tronco que surge bajo la superficie y se alza hacia el cielo. Las capacidades son las ramas; son las capacidades que nos permiten producir. Los resultados son los frutos: las consecuencias visibles, tangibles y mensurables que los demás perciben y evalúan con más facilidad.”
Muchas veces nos ha sucedido que otorgamos nuestra confianza sin satisfacer las condiciones requeridas de confiabilidad y es muy común confiar gratuitamente en vez de hacerlo razonablemente. Sin embargo, no debemos de olvidar que el ser humano tiene la enorme capacidad con la que hemos sido dotados para confiar, si pudiéramos hacerlo de modo razonable sería lo ideal, a pesar de nuestra misma inconciencia.
Ahora ya sabes más sobre la confianza y como logar confiar o que seas digno (a ) de ella. Es que cuando te digan o digas “ten confianza en mí” ya sabes que hay muchos factores no solo emocionales, racionales o psicológicos sino también sociales y culturales. Por lo que la confianza no es un tema para tomarse a la ligera. Sea virtud, valor o actitud, lleva mucho compromiso de ti para con la gente a la cual quieres generar confianza.
Con cariño siempre.
ILEANA FILIO LA Reina Roja