Sin saber, sin sentirlo, sin tener conciencia, mi convertí en un verdadero esclavo del alcohol, yo, no podía parar, tenía que terminar ahogado de borracho, vomitado, quédame dormido y destilando alcohol hasta por los poros, fueron muchas Noches Buenas que arruine por mi sobre intoxicación, por el exceso de bebida, yo no disfrutaba de nada, ni de mi familia, ni del ambiente, mucho menos de la cena, mi consumo impresionante echaba a perder la ocasión, discutía por todo y por nada, peleaba con mi hermano por tontería y media, a punto de agarrarnos a trancazos, no me importaban las lágrimas de mi madre, quien insistentemente me decía.
Ya gordo, ya por favor. Veía como sus lágrimas derramaban el rímel en sus ojos y su rostro se manchaba de negro, no me importaba la intervención de mi esposa para que me calmara, yo, borracho, insistía en defender mi verdad, mi razón y mi hermano, otro tanto, la familia se divida, y en unos instantes arruinaba la velada, en un ratito, exterminaba el espíritu navideño, dando un pésimo ejemplo a mis hijos y sobrinos, mostraba mi debilidad ante el alcohol, mostraba mi soberbia sobrada y me importaba un bledo lo que pensaban o sintieran los demás, no reconocía, que mi vida era ingobernable y que el alcohol me tenía trastorna-do.- Borracheo, hasta espanta!.- Tu Cres, me decía mi abuela, que te tomas una cuba, pero es la cuba quien te toma a ti.- Mas aun, cuando empecé a usar cocaína, y me emborrachaba, necesitaba del maldito polvo, porqué de lo contrario, se me subía el alcohol demasiado rápido y los trastornos eran impresionantes y las conductas peores-
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Noches de ansiedad
Cuando me prendí de la cocaína, vinieron algunos problemas adicionales, como la dificultad de salir de viaje, no era fácil cargar droga en los aviones, aun así, lo hice y me intoxicaba en el baño del avión, cada 20 minutos en un vuelo de una hora con cuarenta minutos, generaba que el piloto me está viendo desde la cabina y me escandia donde mi mente generaba que había una cámara, producía un cúmulo de ansiedad cuando no me sustanciaba, cuando no cargaba mi droga y eso sucedía en las fiesta, como Navidad y año nuevo, el consumo era en cantidades industriales, la cocaína es una droga super adictiva y ante su ausencia, me volvía hiper neurótico y el alcohol me tumbaba rápidamente, mis celos crecían al por mayor y me hice todo un experto en maltratar a mi mujer, en hostigarla, denigrarla, devaluarla, ridiculizarla, se me daba con facilidad provocar el derrame de sus lágrimas, me importaba un comino toda esa violencia mental que le suministraba, me acostumbre a esa nefasta rutina, me adueñe de su vida, de sus sentimientos y de su mente, le arrebate su personalidad, le robe su autoestima y viole sus sueños, mate sus ilusiones y todavía, después del pésimo trato que le di, yo me hacia la victima.- Maldito alcohol!-
Lo que la esposas y las mamas no saben
Esta película de terror que yo les di los míos, por desgracia hoy en día, se vive en infinidad de hogares, hogares llenos de mediocres, qué como yo, no aceptan la enfermedad y están abocados en dar un verdadero infierno a los suyos, ahí están los nefastos neuróticos, los celosos empedernidos, psicópatas, patológicos, como yo, ahí están los soberbios, neuróticos empedernidos, nefastos marihuanos, intocables, irritables, sabelotodo, enanos intelectuales que no se les puede decir nada porque explotan, capaces de golpear a su madre, a su esposa, ahí están esos seres egoístas que solo piensan en ellos, como yo, intoxicados mañana tardé y noche, gastando dinero que no es de ellos, negados, mediocres cobardes, inútiles, buenos para nada, parásitos de la sociedad, enanos que creen que las drogas, la marihuana, no hace daño, así como yo, ahí están murtos en vida, atrapados sin salida, escupiendo a la familia, amargándole la existencia a otros, manteniéndoles en jaque con la in-certidumbre nocturna de donde anduviera, la habrá pasado algo, ahí está, tanto chabelote, que ni estudia, ni trabaja, ni hace nada, solo robarle a su madre o a su esposa para mantener su vicio, ahí están, tantos Ernestos que no se quieren dar la oportunidad de vivir en libertad.
– No tiene la culpa el indio, sino el qué lo hace compadre.- Hace tres años, unos papas angustia-dos fueron a verme en busca de alguna sugerencia respeto a qué su hijo estaba consumiendo mucha marihuana, según el, 7 churros al día, además como muchos marihuanos, rebelde, irreverente, grosero, déspota, violento y lo que le sigue.- Mi sugerencia fue,. Sácalo de tu casa.- Hasta se molestaron conmigo.
Como era posible que hiciera esa recomendación?.- Y con el tiempo, el problema se ha puesto de color hormiga, es decir, de la patada, a este marihuanito, lo corrieron de la escuela, ha chocado 6 veces, 4 de ellas, pérdida total, se agarró a trancazos con su papa en tres ocasiones, les ha robado, ya fuma marihuana en su cuarto e invita a sus amigos a intoxicarse al jardín, sin duda alguna, se les salió de control y ellos, los papas, dolidos, preocupados, enojados, decepcionados, volvieron a verme y mi respuestas fue la misma.- Sácalo de tu casa. A grandes males, grandes remedios.
Mal de muchos, consuelo de tontos
Está comprobado, que este mal social que nos invade, se trata de una descomposición genética que se viene heredando de abuelos a padres y de padres a hijos, los hijos, con estos antecedentes genéticos, están más predispuestos a caer en las garras de esta desbastadora enfermedad, física, mental, emocional, espiritual y con graves rasgos en la personalidad, se trasmite también por contagio, un padre borracho, drogadicto, contagia a sus hijos, sino llegan a consumir, los hace neuróticos, maniaco depresivos, endebles, miedosos, inseguros, el padre, es un espejo, un buen o mal ejemplo a seguir, esta enfermedad crece rápidamente y no hay quien la pueda controlar, todos, empezamos con poquito, poquito cigarro, poquita cerveza, poquita marihuana y terminamos consumiendo compulsivamente todos los días, los jóvenes de ahora, viven este ejemplo, hasta que se percatan de que todos los días se atascan y pierden terreno frente a esta adicción diabólica que detona un cúmulo de conductas toxicas, somos los adictos, o nos sentimos intocables, mostramos demasiada soberbia, en encerrarnos todo el día a nuestro cuarto, en mostrar cara de enojo o demasiada seriedad, la verdad, es que tengo mil mascaras para manipular y aparentar ser lo que no soy, la triste realidad, es que muchos padres no ven el infierno que se avecina, consideran que se trata de un resfriado, que ya se le pasara, que su hijo dejara el alcohol y las drogas con el tiempo, lo que es una falsedad, entre más consuma, más se meterá y entre más pase el tiempo la complicación será un gran problema, luego, el adicto negado, se sentirá ofendido cuando se le sugiere que debe de tomar ayuda, pasara el tiempo y ya cuando los daños y consecuencias serán irreversibles, tal vez, los padres tengan la humildad y la sensibilidad de pedir ayuda, solo cuando se quiten la venda de los ojos.
El drogadicto llega hasta donde la familia quiere
Diariamente recibo un mundo de llamadas, correos, y recibo a muchas personas en mi estudio, hay un factor en común, denominador, todos, los familiares quieren una solución inmediata, como un rayo, tienen una total desinformación, muchas veces está más enferma la familia que el adicto, hay una gran ignorancia y una rotunda negación por leer e informarse de esta maldita enfermad, perversa del alma, La saliva del diablo, comenten errores y no saben cómo tratar este caos, hay la equivocada cultura de tapar el pozo, después de que el niño cae en las drogas y no saben que se pueden ahorrar todo el sufrimiento y las drásticas consecuencias si desde la infancia se le da al niño un blindaje de protección y se le ponen los candados, más vale prevenir que lamentar, pero da la impresión de que todo el mundo, anhela tener un drogadicto en casa.
Como si todos quisieran sufrir estos estragos neuróticos incontrolables, esperando que solo por la Gracia de Dios se dé el milagro y el drogadicto deje de dañar y de hacerse daños, no es así, la familia toma conciencia cuando ya los fondos son insoportables y, sobre todo, severos, muy severos. ¡Feliz Noche Buena! – Nada es para siempre, nada, ni bueno ni malo.