Djokovic a un paso de su séptimo título en París

Se enfrentará este domingo en la final a Holger Rune

En el deporte, la diferencia entre los buenos y los mejores se evidencia en partidos como el que jugaron el día de ayer sábado en el Masters 1.000 de París Stefanos Tsitsipas y Novak Djokovic.

El primero, un gran tenista, apretó de lo lindo al ganador de 21 Grand Slams y 373 semanas número uno, le llevó al límite en lo físico, de sus 35 años, pero fue el segundo quien, contra la lógica, obtuvo la victoria por 6-2, 3-6 y 7-6 (4) en dos horas y 19 minutos de bonita pugna.

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Lo hizo porque es un competidor excelente, con una clase infinita, y tiene una mentalidad privilegiada, como sus compañeros del Big Three, Rafa Nadal y el ya retirado Roger Federer.

El caso es que Djokovic, que llegó a marearse en un momento del tercer set, está a un paso de levantar por séptima vez el trofeo en el torneo francés.

Se enfrentará este domingo (15:00, Deportes por M+) en la final a Holger Rune.

El danés, en racha de 18 victorias y solo dos derrotas desde el 27 de septiembre, abatió a otro crack que llevaba 16 triunfos consecutivos y tres títulos, Felix Auger-Aliassime, y lo hizo a lo grande: 6-4 y 6-2 en 1h29. Rune jugará su cuarta final consecutiva, tras ser campeón en Sofía y subcampeón en Estocolmo y Basilea, donde perdió precisamente contra el canadiense.

Además, en Bercy ha superado a cuatro top-10 de una tacada, después de eliminar a un ganador de tres majors como Wawrinka: Hurkacz (10), Rublev (9), Alcaraz (1) y Auger-Aliassime (8).

La grandeza de Djokovic se resume en lo que hizo en el tie-break definitivo. Agotado y con un minibreak en contra (3-4), el serbio anotó cuatro tantos seguidos, particularmente brillante el que le dio el 6-4 y el punto de partido que no desperdició. Lo hizo con un remate suave tras desbordar a Tsitsipas de un derechazo.+

“¡Idemo! (vamos, en serbio), rugió. Tenía problemas en una pierna y había visto cómo el heleno, con mucha calidad, le había levantado un 15-40 para el 5-4 y saque.

Poco más se le podía pedir al líder en victorias del curso (60), y de finales (7, 2-5), empatado con Alcaraz. Quizá un poco más de suerte, la que le ha faltado en momentos claves de este año.

La importancia del cara a cara

Pero tenía a un titán enfrente que, con esta, le ha vencido ocho veces seguidas (9-2 para el balcánico en el cara a cara).

En esa última manga, Nole había estado impecable al servicio, con cuatro juegos en blanco y solo dos puntos perdidos.

Eso tras un mal segundo set, en el que había encajado dos quiebres después de haber abierto el encuentro de manera imperial. La de este domingo será su 56ª final de Masters 1.000, en busca de su 39º título en la categoría. Djokovic es indestructible.