Dolorosa derrota de Rafa Nadal en el Master 1000 francés

Al grito de “¡Rafa, Rafa, Rafa!”. Así recibió el público de París a Nadal, tras otorgarle una sonora ovación en el Accor Arena.

El 14 veces ganador de Roland Garros volvía casi dos meses después de jugar su último partido de individuales, el 5 de septiembre, cuando cayó en octavos del US Open contra Frances Tiafoe.

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Y el día de ayer miércoles, en el Masters 1.000 francés, volvió a sucumbir ante otro estadounidense, Tommy Paul.

Nadal iba camino de padrear, como se dice mucho ahora en la calle y en las redes sociales, porque de inicio estuvo realmente bien y porque, además, ganó el primer set después del nacimiento de su primer hijo, de nombre Rafael.

Pero el partido terminó muy mal para él, con un varapalo doloroso en el tercer set: 3-6, 7-6 (4) y 6-1 en 2h32.

El balear, de 36 años, acabó sin energía, agotado. Tuvo un problema más mental que físico, algo inusual en su carrera. Se despidió abatido tras un duelo que finalizó cerca de la medianoche.

Ya no podrá arrebatarle en Francia el número uno a Carlos Alcaraz, aunque no fuera su objetivo.

Paul prevaleció y se las verá este jueves (no antes de las 19:30, Deportes por M+) con Pablo Carreño, que venció a Denis Shapovalov (7-6 (2), 2-6 y 6-4 en 2h14), entre otras cosas, porque solo sumó nueve errores no forzados y el canadiense 27.

El gijonés ya es el 12º mejor del curso.

En un torneo que históricamente no se le ha dado bien (nueve participaciones y una sola final, la que perdió en 2007 contra Nalbandian), Rafa trató de sobrevivir como había hecho tantas veces en cada uno de sus regresos, pero es humano y no siempre le salen bien la cosas o positivo es que pudo sacar sin aparentes problemas, a una media de 188 Km/h e hizo un primero a 202, aunque se sigue tirando más baja la bola y no le fue bien con segundos (20/38).

El drive paralelo le dio unos cuantos buenos puntos y el revés cortado le rescató a veces ante un rival, Paul, que con rapidez y reflejos llegó a tocar casi todos los golpes del español, que se movió bastante bien después de unos momentos iniciales de adaptación a las condiciones de la pista, algo más rápidas que de costumbre.

Quizá por eso, y porque juega muy metido dentro de la cancha, se adelantó el americano. Nadal respondió de inmediato con un break y encontró otro para ponerse con 5-4 y saque. No perdonó.

Defensa y doble falta

La segunda manga podría habérsela llevado él después de romper para el 2-1. Sin embargo, Paul, tenista desaliñado, de 25 años y 31º del ranking, que no para de juguetear con la raqueta y es bastante bueno cerca de la red, le devolvió el quiebre en blanco, en un juego horrible del manacorí. Luego tuvo una opción para tomar distancia en el 3-3 e incluso una bola de set en el 5-4.

Aguantó Rafael sénior, bien en la defensa. Sin embargo, en el desempate no pudo salir del lío en el que le metió una doble falta.

A partir de ahí todo se le puso cuesta arriba.

El alargue del choque perjudicó a Nadal ante un contrincante mucho más rodado, que se mostró físicamente superior.

Antes de entregarle el triunfo a Paul, cabizbajo y empapado en sudor, rumió en el banquillo lo que le estaba sucediendo.

Una imagen que pocas veces ofrece. Es tan grande que, por supuesto, se merece tiempo para mejorar y confianza en sus posibilidades.

Si no media algún contratiempo, volverá en las ATP Finals, en Turín, dentro de dos semanas.