Morir lentamente
El uso del cubre bocas entre los habitantes de la zona metropolitana de San Luis Potosí, es muy indispensable no solo para evitar un eventual contagio de enfermedades respiratorias como el Covid-19 o influenza, sino también para atenuar la inhalación directa de gases y partículas tóxicas que circundan en nuestro medio ambiente.
¡SIGUE NUESTRO MINUTO A MINUTO! Y ENTÉRATE DE LAS NOTICIAS MÁS RELEVANTES DEL DÍA
Un aire envenenado es lo que respiramos los potosinos, sobre todo, aquellos que viven en la zona poniente de la ciudad, como Villa Magna, Las Lomas y los nuevos fraccionamientos de alta plusvalía que se construyen en los cerros; dado que el viento circula en lo que antes se llamaba el Valle del Tangamanga, de oriente a poniente, y allá llega la contaminación que se genera por emisiones de gases de las fábricas de la creciente zona industrial, del voluminoso parque vehicular, las ladrilleras, y para remachar, la brutal contaminación de la Planta Electrolítica de Zinc que aún se ubica en la mancha urbana. Según Valter Armando Barrera López, investigador del Conacyt, las emisiones de esta planta, son: azufre, debido a que se tiene una planta de ácido sulfúrico; óxidos metálicos provenientes de su materia prima, que pueden ser cancerígenos y provocar daños al sistema respiratorio, cardiovascular y digestivo.
Por ello los residentes de esta zona, por las mañanas sienten un fuerte olor nauseabundo que se siente en la garganta y les afecta su sistema respiratorio.
Otros investigadores serios en temas de ecología y medio ambiente, señalan que la prolongada exposición por años, en una ciudad tan contaminada como la nuestra -que por las mañanas se observa a simple vista una gruesa nata, una especie de nube gris que cubre a la mancha urbana- puede afectar la salud de sus habitantes con infartos, daño cerebral, enfermedades respiratorias e incluso cáncer de pulmón; existen también especialistas que están investigando los efectos que tienen las partículas contaminantes de la atmósfera durante el embarazo, tanto para las madres como para sus hijos. Un adverso medio ambiente contaminante que nos lleva a una muerte lenta.
Lo peor, es que las autoridades de vigilancia y control del medio ambiente en la ciudad, no cuentan con un adecuado sistema de monitoreo respecto a la calidad y toxicidad del aire que respiramos los potosinos. Hace tres años en un reportaje, titulado “Negligencia oficial en SLP frente a la creciente contaminación”, escrito por Erika Herrera en la revista Buzos de la Noticia, denunciaba que “en la capital de San Luis Potosí se aproxima una crisis ambiental por la ausencia de políticas públicas de planificación urbana y ecológicas que visualicen a mediano plazo una proyección de desarrollo regional similar a la de la Ciudad de México y su zona metropolitana, que debería servir de ejemplo de lo que hay que evitar”. La reportera entrevistó al director de la asociación civil ecologista Cambio de Ruta, Luis González Lozano, quien denunció que la Segam sigue haciendo “chicanadas” en lugar de reportar como debe la situación real de la calidad del aire, a fin de mejorar la calidad de éste en beneficio de los potosinos.
“Seguimos sin tener una respuesta concreta y definitiva por parte de la Segam, siguen presentando oficios, diciendo que se ha monitoreado la calidad del aire, pero no hay certeza de cuál es esta calidad. No hay dato preciso sobre si las cuatro casetas de monitoreo de la zona conurbada de San Luis Potosí están funcionando; no se resuelve el asunto de fondo”, dijo para Buzos el ambientalista potosino. Y la calidad del aire en la capital se sigue enrareciendo.
Un caso más de brutal contaminación en la zona metropolitana. Vecinos de Urbi Villa Satélite, tienen varias semanas quejándose de la descarada emisión de gases tóxicos y pestilentes que arroja –día y noche- una planta de asfalto a orilla de su colonia que se instaló hace unos meses, y que está causando graves problemas de salud a sus habitantes, “Esa fábrica de asfalto está afectando la salud de los vecinos – irritación e inflamación de ojos, problemas respiratorios y pulmonares, comezón y manchas en la piel, y entre otros males, dolor de cabeza- sobre todo, a menores y personas de la tercera edad por la descontrolada emisión de gases tóxicos que arroja esta empresa directamente a nuestro fraccionamiento”, queja de Elizabeth Bravo, vecina de Urbi Villa.
Otra denuncia que describe las emisiones contaminantes de la fábrica. “Sobre todo en la tarde – noche que es cuando arrojan su mugrerío, y es una pestilencia insoportable, el humo cala en los ojos, en la piel; ya hay niños afectados por la fuerte contaminación, y personal médico recomienda a los padres de familia que se los lleven de aquí, antes de que se tengan un desenlace fatal”, denuncia Miguel Alejandro Rocha Pérez, habitante de Urbi.
Es tiempo de que las autoridades del medio ambiente en locales conozcan y den a conocer la gravedad de la calidad del aire que respiramos los potosinos, ya no se puede ocultar la crisis ambiental en nuestra zona metropolitana, y que pongan remedio antes de que sea tarde.
Es tiempo también que los ciudadanos tomemos conciencia de este grave problema ambiental en nuestra ciudad, y que tomemos medidas para evitar la contaminación de nuestro entorno; y que pidamos también a las autoridades correspondientes, que sancionen, reubiquen o clausuren a las empresas que sin control contaminan la calidad del deteriorado aire que respiramos. Sobre todo en estos momentos de la política de moda, de acabar con los males que nos dejó la Herencia Maldita.