Tiene grandes ilusiones de llegar a brillar en el balompié.
Para un joven con sueños como los de Edwin Yair Ramírez Hernández, con 17 años de edad de llegar a ser jugador profesional, no hay imposibles, y viaja todos los días hasta la capital para entrenar con Tuzos de Soledad, y concretar algún día sus aspiraciones.
El joven potosino toma un autobús que lo va a dejar por el rumbo del Saucito, cuando tiene suerte, ahí lo recoger un amigo de lo contrario tendrá que pagar un taxi que lo lleve a la Unidad Deportiva 21 de Marzo donde tiene sus entrenamientos en el Centro de Formación Tuzos del Pachuca Soledad.
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En su pueblo es considerado como uno de los prospectos más importantes, por eso lo buscan muchos equipos que pretenden reforzarse con un jugador de calidad.
“Pero ya no lo préstamos a nadie”, nos dice su mamá María de Jesús, quien ahora lo acompaña hasta la Unidad 21 de Marzo porque van a presentar unas visorias y quiere estar presente porque también fueron invitados los medios de comunicación y seguramente le tomarán algunas fotos.
Doña María de Jesús, se siente orgullosa de su muchacho quien es considerado como una de las cartas fuertes del Centro de Formación.
Edwin, sabe bien de lo que se trata, a sus 17 años es la última oportunidad que tiene para ser tomado en cuenta por los visores que estarán presentes y lo lleven a uno de los filtros a la ciudad de Pachuca.
En caso contrario el oriundo de Mexquitic de Carmona se regresará a su pueblo y buscará nuevas alternativas de vida.
Con entusiasmo nos platica que desde muy chico empezó a sobresalir en este deporte, ya en la escuela primera se distinguía del resto de sus compañeros y durante su etapa de secundaria ya era el mejor.
Antes de terminar la secundaria un amigo lo invitó a CEFOR Tuzos de Soledad donde ya tiene cuatro años puliendo su técnica en busca de una oportunidad.
Sin miedo a la grabadora que le ponemos enfrente nos dice que tiene grandes ilusiones de llegar a brillar en el balompié pues quiere corresponder el sacrificio que hacen sus padres al mandarlo tres veces por semana y en ocasiones hasta cuatro para poder entrenar.