Artritis reumatoide en el Mundo

(Finckh A et al; resumen por Silva G, internista y residente de la super-especialidad en Reumatología, Hospital Central y Facultad de Medicina de la UASLP. Nat Rev Rheumatol. 2022; 18: 591-602). Segunda parte

La prevalencia Global estandarizada de AR por edad aumentó 7.4 % y la incidencia 8.2 %, entre 1990 y 2017, debido a mejoría de concientización, diagnóstico y aumento de la esperanza de vida.

Quienes sufren de AR actualmente tienen mayor esperanza de vida, con menor pérdida de función. La proporción de mujeres a hombres es de 3 a 1, con asociación negativa entre la paridad y riesgo de AR; el período posparto, caracterizado por disminución de concentraciones de hormonales, se asocia constantemente con aumento de riesgo de AR.

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El riesgo de AR aumenta con tabaquismo, sobrepeso y alcohol. La dieta “saludable” se asocia a menor riesgo de AR.

Algunos microrganismos como Porfiromonas gingivalis y Aggregatibacter actinomycetemcomitans, aumentan ACPA (anticuerpos relacionados a artritis reumatoide).

El feto puede sentir olores y sabores
(Ustun B et al. Psychological Science 2022; doi.org/10.1177/09567976221105460)

El feto humano desarrolla órganos gustativos desde las 8 semanas de gestación y puede detectar sabores desde las 14 semanas; los orificios nasales se abren a líquido amniótico para conexión a neuronas olfatorias, las que pueden percatar olores desde la semana 24, quimio-sensores que alcanzan su madurez en el 3er trimestre del embarazo.

El impacto del sabor en el feto, se ha investigado a través de varias estrategias indirectas, lo que reconoce que a través de la quimio-sensación hay actividad de deglución con diferencias en la cantidad de líquido amniótico, lo que se ha extrapolado desde hace decenas de años al olfato.

Los neonatos en 15-28 horas de nacidos no tienen reacción aversiva al olor del ajo; desde los 4 días de nacidos, prefieren otros olores más agradables y fuertes; se ha determinado por visualización directa, por ultrasonido 4D, la respuesta inmediata, espontánea de sabores in utero, ante la ingesta de alimentos de la mamá.

El feto realiza movimientos de músculos faciales, a los que se les han dado códigos; los movimientos fetales suelen modificarse o relacionarse con el tipo de dieta de la madre.

Los investigadores realizaron estudio que visualizó la reactividad de expresión facial a sabores en la semana 32 a 36 del embarazo, lo que conceptualiza que el feto tiene conductas motoras complejas. Exposiciones prenatales repetidas s sabores, permite preferencias de perfiles de sabores postnatales.