Solo cuatro minutos de charla pueden ser suficientes para conocer aspectos de nuestra forma de ser, según una nueva investigación de la Universidad de Warwick
Ya sea en una primera cita o en una entrevista de trabajo, a menudo es importante causar una buena primera impresión. Y un nuevo estudio, publicado en la revista PLOS ONE, sugiere que sólo hacen falta cuatro minutos para que los rasgos clave de la personalidad se revelen.
Investigadores de la Universidad de Warwick pidieron a los participantes que chatearan con desconocidos por Internet durante sólo este breve momento, y descubrieron que rápidamente se hacían una idea de la personalidad de su interlocutor.
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“En un entorno de laboratorio, después de sólo 4 minutos de ‘pequeña charla’, los sujetos desarrollaron un sentido de la personalidad de sus compañeros, en particular de la extraversión, lo que cambió su comportamiento en futuras interacciones”, dijeron los investigadores.
Estudios anteriores han demostrado que la gente hace suposiciones sobre la personalidad de las personas durante las interacciones cara a cara. Sin embargo, hasta ahora se sabía poco sobre cómo se evalúa la personalidad de los demás sin verlos.
En el estudio, los investigadores pidieron a 168 participantes que mantuvieran una conversación de cuatro minutos entre ellos a través de un programa de mensajería instantánea.
A continuación, los participantes anotaron sus impresiones sobre la personalidad de sus interlocutores, centrándose en la extraversión y el neuroticismo.
Por último, se pidió a los participantes que jugaran a juegos estratégicos con su compañero de conversación en dos juegos estratégicos. A modo de comparación, otros 170 participantes no entablaron ninguna conversación trivial antes de jugar a los juegos.
Los resultados revelaron que los participantes que entablaron una conversación trivial antes de jugar se formaron impresiones sobre la personalidad de sus compañeros, especialmente sobre la extraversión. Estas impresiones también parecían influir en su estrategia durante los juegos, dependiendo de lo que fueran.
En uno de los juegos, con elementos tanto competitivos como cooperativos, los participantes se comportaron de forma más cooperativa si creían que su compañero era extravertido.
Mientras tanto, en un juego competitivo que implicaba la predicción del comportamiento de su oponente, a los participantes les resultaba más difícil superar a su oponente si creían que compartían rasgos de personalidad similares con él.
“Nuestro trabajo pone de manifiesto la importancia de la comunicación habitual en las ‘conversaciones triviales’, incluso cuando no parecen relevantes o importantes”, añadieron los investigadores.
Y concluyeron: “A través de breves interacciones aparentemente triviales con otras personas, somos más capaces de predecir la personalidad de aquellos con los que hablamos, lo que a su vez aumenta nuestro rendimiento cuando interactuamos con ellos en el futuro”.