La trágica historia de la Lady Diana Spencer del siglo XVIII

La Lady Diana del siglo XVIII fue cautivadora y afectuosa, y su muerte, tras una vida corta y vivaz, fue profundamente lamentada

Lady Diana Spencer era alta, bella y le gustaba la música. Su alcurnia cumplía con lo necesario para ser la esposa perfecta de cualquier aristócrata pero estaba reservada para el príncipe de Gales.

Sin embargo, desde temprana edad, su vida fue ensombrecida por la falta de seres queridos y estaba destinada a morir a joven. Y su nombre no sería mentado por mucha gente hasta 190 años después.
Lady Diana Spencer, nacida en 1710, fue la antepasada de la Lady Diana Spencer que 750 millones de personas de todo el mundo vieron casarse con Carlos, príncipe de Gales, en 1981 y cuya muerte otros varios de millones lloraron hace ahora 25 años.

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Abuela poderosa
Diana, la del siglo XVIII, era la menor de cinco hijos del conde y la condesa de Sunderland, Carlos y Ana. La “querida pequeña Di”, como la llamaban afectuosamente, perdió a su madre cuando tenía 6 años (como la del siglo XX, sólo que a la primera se le murió y la falta de madre de la contemporánea fue por divorcio).
Su padre, quien se volvió a casar y tuvo otros tres hijos que murieron en la infancia, falleció cuando Diana tenía 12 años.

Poco después murió su abuelo, el duque de Marlborough, así que quedó bajo el cuidado de su abuela, la duquesa Sarah Churchill, una de las mujeres más poderosas de Inglaterra y amiga cercana de la reina Ana.

Planes de boda
Diana era su nieta preferida. Cuentan que los años la convirtieron en una joven alta y atractiva, compasiva y encantadora, inseparable de su abuela, a quien cuidaba.

Todo eso, incluida su relación con la influyente y acaudalada duquesa de Marlborough, la convirtió en la novia más codiciada del país. Pero todas las propuestas, por preciadas que fueran, eran rechazadas, pues la duquesa estaba apuntando más arriba… a la cima.

Aprovechando lo endeudado que estaba el hijo mayor del rey, el príncipe de Gales Federico, la duquesa le ofreció la enorme suma de US$140.000 para que se casara con su nieta, en una ceremonia secreta. El plan marchaba a la perfección, hasta que los espías del primer ministro Robert Walpole lo alertaron.

El gobierno prefería que el futuro rey se casara con una europea y la elegida era la princesa Augusta de Sajonia-Gotha, un ducado del Sacro Imperio Romano Germánico. Así, por razones diplomáticas, a diferencia de su tocaya dos siglos más tarde, Lady Diana Spencer no se casó con el príncipe de Gales.

El final
Tampoco tuvo la misma suerte con sus hijos que la princesa Diana del siglo XX. Se casó con Lord John Russell y eventualmente se volvieron el duque y la duquesa de Bedford.

Pero debido a un accidente en un carruaje, su primer hijo nació prematuro y murió un día después de su bautizo. Su segundo hijo no alcanzó a nacer y el afán del duque por un heredero no hizo más que aumentar.

En 1735, la duquesa volvió a quedar encinta pero en vez de ganar peso, lo empezó a perder rápidamente. Tenía tuberculosis y la enfermedad se cobró su vida ese mismo año, cuando apenas tenía 25 años.