Todo esto de los tamaños viene estando bastante atravesado por el género.
Desde hace tiempo se le ha dado relevancia al tamaño del pene en relación a la satisfacción en las relaciones sexuales.
Hay muchos hombres preocupados por el tamaño de su pene, mientras que hay otras muchas personas que dicen que eso no es importante.
A las mujeres se nos bombardea desde que somos peques con mensajes y se habla mucho sobre los tamaños de nuestros cuerpos, la talla de nuestra ropa, nuestro peso, el tamaño del pecho… y en el caso de los hombres, de un tiempo para acá se valora que los penes sean grandes.
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Sin embargo, en el caso de medir cosas en los hombres, se dice mucho eso de que “el tamaño no importa”.
Pero, ¿es realmente cierto que el tamaño del pene no importa para la satisfacción sexual?
El tamaño del pene se asocia con la virilidad, “a mayor tamaño siempre mejor, y más se complace en la penetración”, se suele pensar.
Quizás esta parte tan visual de las relaciones sexuales esté mediada por la imagen de penes enormes y penetraciones interminables que nos vende la pornografía, buena parte de ello falso y con arreglos de montaje.
Y esto se ha convertido en una preocupación para muchos hombres porque cada vez tenemos más acceso a internet y a edades más tempranas.
Y como la educación sexual es menos de la que nos gustaría, muchas veces se da por válido lo que se ve en la pornografía y pensamos que nuestros cuerpos y nuestro aguante tendrían que ser como lo que se ve en la pantalla.
La cuestión es que al darle tanta importancia al tamaño del pene nos estamos centrando prácticamente sólo en la penetración.
Pero existen otras muchas prácticas que no implican al pene y que son muy placenteras.
De hecho, en el caso de las personas con vulva, la mayor parte del placer y los orgasmos proviene de la estimulación del clítoris y no tanto de la penetración vaginal.
Únicamente un 20% de las personas con vagina suelen tener orgasmos solo con la penetración vaginal.
Y, sin embargo, prácticamente el 100% de las personas con vulva (salvo afectaciones en los nervios, sensibilidad, etc.) pueden tener orgasmos con la estimulación del clítoris.
Por tanto, en este sentido, el tamaño del pene es irrelevante para el placer o la consecución del orgasmo.
Además de que cuando hablamos de placer podemos estar hablando de muchas cosas que no tienen por qué implicar un orgasmo.
Ahora, centrándonos solo en la penetración, ¿el tamaño importa?. Puestos a hablar de tamaños, quizás aquí sería relevante hablar también del tamaño, no solo del pene, sino también de la vagina.
Porque se habla mucho del tamaño del pene, pero se nos olvida que las vaginas también tienen tamaño, que varía de unas personas a otras. Las vaginas en estado de reposo (sin excitación) suelen medir unos 10 centímetros de media.
Durante la excitación, las vaginas se ensanchan y se estiran, se pueden llegar a alargar hasta el doble de su tamaño en reposo.
Existe el mito de que las vaginas se ensanchan o se hacen más grandes si se han tenido muchas relaciones sexuales o relaciones sexuales con mucha gente.
Esto no es verdad, las vaginas no se dan de sí, el tamaño de cada vagina es tan aleatorio o genético como el tamaño de la nariz.
Entonces, para que una penetración sea placentera para quien la recibe, lo que hace falta es que el tamaño del pene y el tamaño de la vagina se acoplen más o menos.
Hay que tener en cuenta que las vaginas no tienen muchas terminaciones nerviosas, el clítoris tiene muchas más. Pero si un pene es bastante más grande que la vagina, probablemente la penetración será dolorosa o incómoda.
Lo mismo pasa con la penetración anal, no solo entra en juego el tamaño del pene, sino otros factores como la facilidad para la dilatación del ano, que además no dilata como las vaginas y no tiene lubricación propia.
En esta práctica, habitualmente penes más grandes pueden ser más difíciles de introducir.
Por tanto, el tamaño del pene por sí mismo es irrelevante. Lo que interesa para que una penetración sea placentera es que los genitales implicados se acoplen aproximadamente y sea una práctica deseada para todas las partes.
El resto se trata de ir probando las posturas que vayan mejor para cada persona, en unas sentiremos más, en otras menos, porque dependiendo de la postura y el ángulo se puede facilitar penetraciones más profundas o menos profundas.
Para esto es muy importante tener una buena comunicación con nuestra pareja sexual para indicar qué cosas nos gustan más, cuáles menos y buscar soluciones de forma conjunta. Y recordar que hay miles de prácticas sexuales que son muy placenteras y no tienen por qué implicar penetración.
Y por último, recordar también que en el placer de cualquier práctica erótica están implicados, no sólo los genitales y sus tamaños (si es que están implicados los genitales, por cierto), sino también los deseos, el buen trato, la imaginación, la confianza, los sentimientos, las atracciones, la buena conexión y las ganas de jugar de las personas que la llevan a cabo, y que generalmente importan mucho más que los tamaños, formas y colores de los genitales.