Venus Williams se despide temprano del US Open

Un día con sabor a derrota, Venus Williams, tras un partido emotivo tanto por la narrativa como por lo visto en la Arthur Ashe, abandona una edición del US Open en la que ha seguido escribiendo páginas de la historia del tenis. Su 23ª participación en el torneo y su 91ª presencia en un Grand Slam. Nadie tiene tantas.

Y los perseguidores (Roger Federer, Feliciano López y su hermana Serena) están a diez de distancia. Esta es la magnitud de Venus, ganadora de siete majors.

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Supuestamente, tenía preparado un homenaje tras el partido, pero no se dio. ¿Continuará? Como mínimo, lo hará en el cuadro de dobles, donde competirá al lado de Serena por primera vez desde 2018.

Juntas, suman otros catorce grandes. Inabarcables.

Pase lo que pase, victoria inolvidable (6-1 y 7-6) para la belga Alison Van Uytvanck, 43ª del mundo, que llegó a tirar la raqueta en un segundo set en forma de regalo para el público.

El talento es inagotable. Incluso con 42 años. Tras una primera manga sin color, Venus, con sólo tres partidos este año, lo recuperaba.

En el primer parcial, el esfuerzo para sumar un solo juego al saque había sido enorme; en el segundo, arrancaba con un break. Así es el tenis. Y los genios. 2-0 e ilusión por las nubes.

La tercera manga, lejana, era posible.

En el tie-break, cuando Van Uytvanck perdía los nervios, casi se podía tocar. La estadounidense se puso 2-0 y 5-3. Se escapó. “Siempre es un honor interpretar a una leyenda.

Significa mucho para el tenis femenino, para el tenis en general. Se me puso la piel de gallina cuando entré a la cancha”, revelaba la belga tras su victoria. Delante, tenía 271 victorias en grandes y 49 títulos.