(The New York Times. Abi-Habib M y Lopez O) TERCERA PARTE
Alrededor de 5.2 millones de estudiantes abandonaron la escuela durante la pandemia, aproximadamente el 14 por ciento de todos los niños en edad escolar de México; falta que muchos de ellos regresen: algunos se fueron a trabajar junto a sus padres por necesidad económica, otros porque la reducción de las horas de clase hacía que los horarios de trabajo de sus padres fueran insostenibles.
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“El nivel de actividad económica en México sigue por debajo del nivel pre-pandémico, y es probablemente el único país de América Latina en el que es así”, dijo Alberto Ramos, jefe de investigación económica para Latinoamérica de Goldman Sachs.
A pesar de lo anterior, López Obrador sigue siendo uno de los líderes más populares del mundo, con índice de aprobación de 65%, probablemente debido a que el gobierno eliminó los programas de bienestar social existentes en favor de poner dinero en efectivo en manos de los ciudadanos.
Poco después de asumir el cargo, el presidente canceló Prospera, programa que llevaba 20 años y que daba dinero en efectivo a las madres en situación de pobreza a cambio de que mantuvieran a sus hijos en la escuela y los llevaran a revisiones médicas periódicas. Fue elogiado por el Banco Mundial por su transparencia y por mejorar las condiciones socioeconómicas.
Con el nuevo programa social del gobierno, esos requisitos se eliminaron y el dinero en efectivo se distribuye a los mexicanos sin importar sus ingresos. Los nuevos programas han ampliado las pensiones del gobierno incluso a los más ricos y a jóvenes sin trabajo.
El 60 por ciento de los mexicanos trabajan de manera informal. “Hoy a las familias más pobres les llegan menos apoyos sociales que hace tres años”, dijo Gonzalo Hernández Licona, exdirector del Coneval, la agencia gubernamental que mide la pobreza y los programas de desarrollo social.
En Chiapas, el estado más pobre de México, el 45 por ciento de las familias que llevaban a sus hijos a las revisiones médicas a cambio de los beneficios de Prospera ahora ya no lo hacen, lo que amenaza con echar por tierra los logros alcanzados para acabar con la desnutrición en la región.