(Lo CH et al. Gastroenterology doi.org/10.1053/ j.gastro.2022.06.067) PRIMERA PARTE
Los investigadores analizan 50,156 mujeres y 21,731 hombres con seguimiento por 832,026 personas-años (promedio 13.8 años) y documentaron 22,125 muertes, que incluyeron 4,592 por cáncer, 5,404 de problemas cardiovasculares y 12,129 fallecimientos por otras causas.
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Inicialmente, hubo un poco más de asociaciones de muertes asociados a los inhibidores de bomba de protones (IBP) que en los que no los emplearon. Posterior a 6 años, no hubieron diferencias significativas en mortalidad en los que tomaron omeprazol y otros derivados de IBP que con los individuos que no los tomaron ante lo que se destacó que el uso de los IBP no confiere riesgo para mortalidad específica o por todas las causas.
Eventos neurológicos post-vacunación vs COVID 19
(Frontera JA et al. Ann Neurol 2022; 91: 756-71)
De 306,907,697 vacunados vs COVID, 314,610 (0.1%) personas reportaron algún evento adverso y 105,214 (0.03%) fue neurológico. Síndrome de Guillain-Barre (GBS) y trombosis venosa cerebral (CVT) ocurrieron en menos que 1 por 1,000,000 de dosis. Lo anterior fue más frecuente con la vacuna de Janssen (Ad26.COV2.S) comparativamente con la Pfizer-BioNtech (BNT162b2) o Moderna (mRNA-1273; 0.15% vs 0.03% vs 0.03% de dosis, respectivamente, P<0.0001).
La tasa de eventos neurológicos posteriores a la infección por SARS-CoV-2 fue más 617 veces más alta que lo observado con vacunas.