Se utilizan espadas y escudos decorativos, y la danza concluye con los bailarines girando sus sables en el aire
Cantando alegremente al son de los tambores, refugiados sirios que huyeron de la guerra interpretan danzas tradicionales en la vecina Jordania, para honrar su cultura y ganar algo de dinero.
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Estas danzas, llamadas “Arada” (“espectáculo” en árabe) y que incluyen vestimentas tradicionales y espadas, se han vuelto cada vez más populares en Jordania en bodas y fiestas.
“Aportan alegría a nuestra celebración”, comenta Fahed Shehadeh, quien contrató al grupo de danza Bab al-Hara en la capital, Amán, para celebrar la graduación de sus dos hijos de la universidad.
“Soy jordano pero de origen sirio, y traje al grupo porque admiro sus danzas, música, vestimenta y sus canciones”, cuenta Shehadeh, de 55 años, que reunió a su familia, amigos y vecinos.
Tradicionalmente representadas en bodas, se han modificado las canciones para adaptarse a diferentes celebraciones.
Un conjunto está normalmente formado por entre 10 y 20 bailarines, todos hombres, vestidos con pantalones negros, camisas blancas de algodón, chalecos bordados y un chal atado a la cintura.