Su muerte, hace tres meses, provocó una enorme conmoción en el mundo de las letras.
El escritor y editor Mario Muchnik vivió en primera persona la historia de la literatura occidental de las décadas recientes, sobre todo la escrita en América Latina.
Su muerte, hace tres meses, provocó una enorme conmoción en el mundo de las letras, que ahora le rindió un homenaje a cargo del Instituto Cervantes, el cual sirvió para anunciar la donación de buena parte de su legado, sobre todo libros de autores de su biblioteca personal, así como abundante correspondencia con algunos de los escritores más importantes de los tiempos recientes, como Julio Cortázar, Ernesto Sabato, Elias Canetti y José Emilio Pacheco.
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Muchnik nació en 1931 en Buenos Aires y falleció el 27 de marzo pasado en Madrid; se convirtió desde muy joven en una figura destacada de las letras, tanto por su condición de escritor, sobre todo de memorias y ensayos, como por su singular y elocuente trayectoria de editor.
También fue fotógrafo, otra de sus pasiones, la cual enfocó también en el mundo de las letras, al retratar a los autores que pasaban por su vida, que eran muchos y muy importantes, además de sus numerosos viajes por todo el planeta.
El 24 de mayo de 2017, Muchnik depositó en la emblemática Caja de las Letras del Instituto Cervantes su legado. Fueron tres objetos sencillos, que retrataban fielmente su personalidad austera y profunda: una cajita de música de madera, una flauta que compró en Buenos Aires y una fotografía de Shirley Temple adquirida por sus padres en San Francisco y dedicada de pluma y letra por la actriz.
En el homenaje que se le dedicó ayer se decidió abrir su caja y regresar esos objetos de su legado a su viuda, Nicole Muchnik.
A modo de intercambio, y respetando la memoria del editor y escritor, se formalizó la nueva donación al Instituto Cervantes, que completa así una que ya había realizado en vida y que también consistía en libros y en la colección casi entera de su obra fotográfica de crónicas de viajes y retratos de escritores como Jorge Luis Borges, Juan Gelman, Gabriel García Márquez, Susan Sontag y Umberto Eco, entre otros.
Ahora se donó parte de su colección de libros de autores en español a la Biblioteca Patrimonial del Instituto Cervantes y la correspondencia de distintas épocas, desde cartas escritas a mano hasta correos electrónicos impresos, idas y vueltas que el editor tenía con autores como Julio Cortázar, Italo Calvino, José Donoso, José Emilio Pacheco, Ernesto Sábato y Adolfo Bioy Casares.
Misivas sin rodeos
Entre las cartas está una dirigida al búlgaro Elias Canetti, en la que Muchnik escribe: “Mi carta debiera empezar, sin rodeos, diciéndole que yo quiero ser un editor en lengua castellana, editor de toda su obra”. La carta está fechada en 1973, varios años antes de que Canetti fuera distinguido con el Premio Nobel de Literatura en 1981.
En otra misiva, que recibió de Ernesto Sábato, dice: “Querido Mario: agradezco muchísimo tu carta, pero opino que debemos cerrar este debate, ya que cada uno va a quedar en sus posiciones iniciales, y sólo lograremos herirnos aunque sea fraternalmente respondiendo argumentos”.
Otra de las cartas contenidas en este legado forma parte de la correspondencia mantenida con Julio Cortázar, en la que el autor argentino rechaza una posible traducción de su obra Rayuela, al explicarle: “Gracias por su envío y por todo el afecto y la buena voluntad que revela. Nada hubiera podido haber sido más grato para mí que confiarle la traducción parcial o total de mi libro.
Con toda franqueza, eso no será posible…”, explica la carta de Cortázar, en la que además advierte: “Supongo que en buena medida Rayuela tiene la culpa de resistirse a la traducción. Un ensayo de versión inglesa que acabo de recibir me ha dejado insatisfecho. En fin, lamento que no podamos colaborar como habíamos creído posible y sólo me resta agradecerle tanta buena voluntad para conmigo”.
Muchnik destacó en su doble faceta, de editor –fundador de la editorial El Aleph– y de escritor, con obras como Mundo judío. Crónica personal, Albert Einstein, Para mis amigos libreros y Lo peor no son los autores, entre otras.
Muchnik fue sido editor de escritores como Rafael Alberti, Miguel Ángel Asturias, Adolfo Bioy Casares, Ítalo Calvino, Elias Canetti, Julio Cortázar, Marcelo Cohen, Albert Cossery, Gilles Deleuze, Víctor Farías, Carlos Fuentes, Nicolás Guillén, Ismaíl Kadaré, Primo Levi, André Malraux, Henry Miller, Isaac Montero, Augusto Monterroso, Juan Carlos Onetti, León Poliakov, Augusto Roa Bastos, Ernesto Sábato, Oliver Sacks, Susan Sontag, George Steiner y Gore Vidal, entre otros.