Tus máscaras: tus heridas

Ileana Filio

Sabías que: ¿cuándo acusas a alguien de algo esa misma persona suele acusarte a ti de lo mismo?
Solamente a ti te compete decidir ser dueño(a) de tu vida y no que el EGO te controle. Y para eso, deberás tener o exigirte mucho valor.

El ego es el representante de nuestras antiguas heridas y estas nos pueden hacer sufrir mucho. Cuanto más sufres por una situación o persona determinada, mas añeja es la herida que tendrás que sanar.

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Deberemos de descubrir quiénes somos en esencia por debajo de los papeles que desempeñamos.

Cuando estamos en la infancia nos concentramos más en nuestro Yo interno principalmente, en las necesidades de tu alma, la cual desea que te aceptes junto con tus experiencias, defectos, potenciales, debilidades, deseos, personalidad etc. Todas y todos tenemos esas necesidades, sin embargo, a los primeros años de nuestra infancia nos damos cuenta de que cuando nos atrevemos a ser nosotros mismos(as) alteramos el mundo adulto y empezamos con “creencias “de que no es bueno ni correcto ser naturales, es entonces cuando empezamos a crear nuestras “Mascaras”.

Por un momento, imagínate pequeñito, pequeñita, obsérvate como esto va despertando en ti, impotencia, descontrol, un sinfín de emociones que todavía en tu pequeño ser ni siquiera le has dado nombre, pero las sientes.

Esta sensación es lo que genera mucha ira, tristeza, y empiezan los “berrinches” y en el mundo adulto, estos berrinches se tiene la creencia de que son normales y nos ignoran, o nos controlan y algunos hasta nos pegaron, ¿te acuerdas?
Estas máscaras (nuevas personalidades) que sirven para protegernos del sufrimiento, son las nuevas «defensas» o personalidades y son cinco, las cuales corresponden a cinco grandes heridas fundamentales que vive el ser humano.
Aquí te las presento según van apareciendo en el transcurso de la vida:

RECHAZO, ABANDONO, HUMILLACIÓN, TRAICIÓN, INJUSTICIA.

También podemos conocerlas como el sentimiento de fondo, el real, el que te hace que el Berrinche de niño (a) de adulto se convierta en ira, celos, envidia, etc.

Recurrimos a las máscaras para «ocultar», a nosotros mismos(as) o a los demás, lo que aún no hemos podido resolver; y esta ocultación es una forma de traición. Pero, ¿de qué máscaras se trata? De aquéllas que acompañan a las heridas que precisamente intentan enmascarar.

Cuanto más profunda sea la herida, con más frecuencia sufrirás, y esto te obligará a llevar puesta tu máscara más a menudo.

Sólo nos ponemos la máscara cuando deseamos protegernos. una persona si percibe algún suceso como injusto o cuando ella se juzga como injusta o que la critique por ser injusta, se coloca la máscara de la «rigidez»; es decir, adopta el comportamiento de una persona rígida.

Ahora te diré el sentimiento y la máscara que le ponen a ese sentimiento de fondo:

HERIDA MASCARA

Rechazo Huidizo
Abandonado Dependiente
Humillación Masoquista (emocional y mentalmente)
Traición Controlador
Injusticia Rígido

La herida interior puede compararse a una herida física que pero que ignoras tenerla y cuya curación has descuidado; prefieres vendarla, ocultarla, ignorarla para no verla. Este vendaje equivale a una máscara.
¿Ya descubriste tu mascara? A hora hay que trabajar con ese sentimiento de fondo y rescatar ese yo interno (Dios) por medio de sanar ese niño interior (Tu esencia original). Ya hablaremos en el próximo artículo del cómo trabajarlo
Por el momento observa tu mascara o máscaras y obsérvate en que momento y con quienes las utilizas.
Bendiciones