La decrepitud argumentativa de AMLO

Cuestionan al presidente sobre sus acusaciones recurrentes que hace a la prensa.
Marco Aquiahuatl

El corresponsal de Al Jazeera en América Latina, influyente medio en la región del Medio Oriente, le cuestionó al presidente sobre sus acusaciones recurrentes que hace a la prensa, al referirse a ellos como “el hampa de los medios” y que, según refirió el reportero, el gremio periodístico en México ha señalado que estas acusaciones tienen un impacto directo en el incremento de las hostilidades para ejercer su oficio, amenazas y asesinatos.

El presidente López Obrador dijo: “respeto su opinión, pero no la comparto” (sic). Aceptó tácitamente que los asesinatos a periodistas existen pero que han ocurrido al margen del poder; es decir, los crímenes no son por órdenes del gobierno. Luego, como nos tiene ya acostumbrados, volvió al refugio archisabido del autoelogio: que con su administración las cosas han cambiado, tanto que él es el presidente más atacado por los medios y etcetera, etcetera.

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Sutilmente, lo que era una respuesta a la demanda de los periodistas por más seguridad lo convirtió en otro ataque. Y otra vez: se refirió al caso de Loret de Mola y sus departamentos y etcetera, etcetera… No, no asumió la culpa de crear un clima hostil para ejercer el periodismo, pero sí aceptó que ha enfrentado a la “mafia del poder”, quien es dueña de importantes medios de comunicación y que en su periodo de gobierno hay cero corrupción y cero impunidad. De risa loca.

Basta con recordar que el derrumbe de una estación de la línea 12 del Metro en Ciudad de México, que dejó 26 decesos y más de 100 heridos, hasta el día de hoy no tiene culpables, ningún pez gordo ha pagado la culpa y seguramente nada cambiará. ¿Y quién es el dueño de la empresa que estuvo a cargo de la construcción de esta línea del metro? Una pista: el mismo hombre que dijo este miércoles que los empresarios no deben pelearse con AMLO porque “los gobiernos ya hicieron su trabajo”. Sí, el mismísimo Carlos Slim ¿Este antiguo integrante de la oprobiosa “mafia del poder” hoy es bueno? En todo caso, no es el único. La publicidad oficial tiene favoritos y sí, allí se hallan cómodamente: Televisa y Televisión Azteca, cuyos dueños también eran considerados por este redentor cuatroteísta como oscuros mafiosos del poder. Y hoy, López Obrador promueve ufanamente el Teletón y permite que Salinas Pliego, dueño de TV Azteca, haga desplantes y arrogantes declaraciones. Una luna de miel con los más destacados de esta “mafia”.

Lo que evitó, ante el representante de Al Jazeera, es asumir su plena responsabilidad del incremento de la inseguridad en México; admitir que su plan de seguridad es un horroroso fracaso. Los datos son abundantes, pero salen sobrando para cualquier habitante de nuestro país; casi nadie puede asegurar que ignora casos de violencia, robo, delincuencia organizada, ocurridos en su ciudad o estado. Este clima de impunidad y violencia es el soporte de los asesinatos a periodistas y el permiso abierto para violentarlos es su verborrea beligerante para los reporteros. Ambos son responsabilidad directa del mandatario, no nos hagamos.

Lo mismo sucede cuando impunemente chorrea calumnias contra Antorcha; el mensaje es claro a los gobiernos oportunistas: “los antorchistas son los malos, doy permiso para apalearlos”. Y allí tenemos la sevicia de Omar Fayad, muy grotescamente inclinado hacia el morenismo, que encarcela y hostiliza a estudiantes y transportistas que le solicitan cumplir con sus responsabilidades para con la población hidalguense; sin miedo a la crítica pública, actitud de quien se concibe protegido en su futuro, quizás bajo la sombra confortable de una embajada y con la impunidad que esto implica.

El argumento lopezobradorista con que embarra difamación a las Organizaciones populares es tan derechista que sorprende que los izquierdistas trepados a la 4T no lo adviertan. Dice el presidente que ahora los apoyos se dan directo a la población, porque todas las organizaciones, agrupaciones, asociaciones civiles retenían el tránsito del recurso. Así decía el panismo cuando llegó al gobierno federal.

Es un pretexto para repudiar la organización de los trabajadores (de la chusma, como suelen decir); de prejuiciar y censurar cualquier participación política activa de los más pobres. Muy a tono con la política que apapacha a las élites: una participación popular limitada al acarreo electorero, promovido y amparado por los programas asistencialistas, que no sacarán a nadie de la pobreza, excepto a quienes se aprovechan de ese padroteo político.

¿A poco la izquierda chaquetera en México ignora que la base de cualquier cambio social revolucionario es precisamente la asociación multitudinaria de los trabajadores y su participación consciente en política? Pensar que la defensa política de los intereses populares (si esta existiese) es monopolio del grupo chapulín de morenistas comandados por el presidente es una irrealidad y, por tanto, una estafa.

Existen muchas pruebas de que AMLO navega con bandera de izquierda para pegar con la derecha, pero permitir la persecución y la represión de sus críticos y demonizar la asociación popular exhibe diáfanamente sus decrépitas convicciones políticas reaccionarias.