(Van Onna M, Boonen A. Resumen por García N, internista y en la superespecialidad de Reumatología, Hospital Central y Facultad de Medicina de la UASLP. Nat Rev Rheumatol. 2022; 18: 326-34) Primera Parte
La esperanza de vida en los dos últimos siglos, ha aumentado hasta 40 años. La acumulación de múltiples enfermedades puede contribuir al desarrollo de síndromes geriátricos como sarcopenia, fragilidad y deterioro cognitivo. A mayor esperanza de vida, mayor número de personas mayores con enfermedades reumáticas inflamatorias (IRD), como artritis reumatoide (AR), frecuentemente asociadas a otros padecimientos.
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La inflamación crónica que acompaña al envejecimiento representa un factor de riesgo adicional.
La AR de inicio tardío (>60 años), se caracteriza por: menor predominio en mujeres, inicio más abrupto, síntomas constitucionales más severos, mayor afección de articulaciones grandes y proximales, niveles altos de citocinas pro-inflamatorias como IL-6 y reactantes de fase aguda (RFA como VSG, PCR), niveles bajos de factor reumatoide.
Comorbilidad, multimorbilidad y polifarmacia: hay condiciones adicionales junto con la enfermedad primaria; 1 año después del diagnóstico de AR hasta 2.5 veces mayor número de padecimientos y el número total de afecciones crónicas se observa 60% más frecuente, con necesidad de 5 o más medicamentos en la mitad de ellos.
Desde 1965, Bernard Isaac acuñó el término de las “cuatro Is” (deficiencia intelectual, incontinencia, inmovilidad e inestabilidad o caídas). La velocidad de la marcha en personas mayores es predictor independiente de supervivencia. En análisis combinado de nueve estudios de cohortes que incluyeron a 34,485 adultos de 65 años o más, la tasa de supervivencia a 10 años a los 75 años en hombres, aumentó según la velocidad de la marcha, que va desde el 19% vs 87% (velocidad 0.2 m/s vs 1.6 m/s respectivamente). Al menos un tercio de las pt >65 años se caen cada año y en pacientes ≥ 18 años con AR 10-50%.
Desnutrición: especialmente la proteico energética hasta una quinta parte de las personas mayores, con aumento hasta 50% en pacientes mayores hospitalizados (factores asociados; pérdida de las capacidades sensoriales del gusto y olfato, efectos adversos gástricos a medicamentos, mala calidad de las comidas y aislamiento social).