Entre los muertos había mujeres y muchos niños.
Mientras los fieles se reunían el domingo de Pentecostés en la iglesia católica San Francisco en la localidad de Owo, atacantes dispararon fuera y dentro del edificio, matando a al menos 50 personas.
La identidad y el motivo de los hombres armados no quedaron claros de inmediato y la policía está investigando la causa del ataque.
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“Nuestra paz y tranquilidad han sido atacadas por los enemigos del pueblo”, tuiteó el gobernador de Ondo, Rotimi Akeredolu, al respecto.
Los ataques contra los lugares religiosos son especialmente sensibles y aumentan la tensión en Nigeria, mayoritariamente cristiana en el sur y musulmana en el norte.
El estado de Ondo es una región en el que resultan poco habituales los atentados terroristas de bandas criminales.