Hoy celebramos Pentecostés, la venida del Espíritu Santo, que puso en marcha inicial a los discípulos de Jesús, para proclamar la Buena Nueva; fue el comienzo del Cristianismo … Escuchemos como hoy, nos habla a cada uno de nosotros:
Evangelio según san Juan 20, 19-23
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Al llegar la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, los discípulos se habían reunido con las puertas cerradas por miedo a las autoridades judías. Jesús entró y, poniéndose en medio de los discípulos, los saludó diciendo:
—¡Paz a ustedes!
Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y ellos se alegraron de ver al Señor. Luego Jesús les dijo otra vez:
—¡Paz a ustedes! Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.
Y sopló sobre ellos, y les dijo:
—Reciban el Espíritu Santo. A quienes ustedes perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a quienes no se los perdonen, les quedarán sin perdonar.
Ellos, después de adorarlo, regresaron a Jerusalén, llenos de gozo, y permanecían constantemente en el templo, alabando a Dios.
Reflexión:
La palabra bíblica Espíritu viene de “ruah” (hebreo) / “pneuma” (griego) … que significa viento, soplo, vida… Hoy recordamos (volvemos a pasar por el corazón) que Jesús Resucitado, cumple lo que nos ha prometido: dejarnos su Espíritu, que lo inspira, ilumina e impulsa para dar testimonio de palabra y obra, sobre lo que su Padre, desea para todos nosotros, sus hijos.
Jesús nos envía, a sus seguidores, a colaborar en su misión, pero no solos, con el Espíritu Santo. La misión es hacer de nuestro mundo uno mejor, fraterno e inclusivo, donde todos podamos ser personas plenas. El Espíritu aboga por todos, nos une para el bien; por ello, si el pecado es lo que nos aleja de Dios, de los hermanos, el perdón nos reconcilia y acerca para ser una gran familia, en torno a Él.
Al hablar de espiritualidad cristiana, hablamos del Espíritu de Dios que nos habita, que nos impulsa y mueve hacia la unidad, hacia el bien común (Cor 12, 7), a la vida, como escribió recientemente José Luis Gómez SJ: “la espiritualidad hoy es una manera de percibir la realidad, de situarme frente al mundo, vincularme en comunidad y tener propósito”.
Es el Espíritu Santo quien nos enseña y recuerda como ser mejores personas, a vivir en paz y ser felices.
¿Cómo soy dócil al Espíritu?… ¿A dónde me mueve y a qué?… ¿Tengo el valor de hacer de este mundo, uno mejor?
BuenDomingo #OremosPorLaPAZ
PD. Te invitamos en julio al taller de autoconocimiento, desde la espiritualidad: https://bit.ly/TallerCardoner
Alfredo Aguilar Pelayo
alfredo@ccrrsj.org
RecursosParaVivirMejor
www.ccrrsj.org
