Lluvias torrenciales causaron severos estragos en la zona noreste de Brasil; los deslaves e inundaciones dejaron 91 muertos y 26 personas desaparecidas. Los bomberos aún buscan sobrevivientes entre las toneladas de escombros.
Al menos 91 personas fallecieron por los deslizamientos de tierra, el colapso de casas o las furiosas corrientes de agua y barro que arrasaron con todo a su paso en Recife y una decena de municipios, entre ellos Olinda, según el último balance oficial.
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El Gobierno federal anunció una partida de mil millones de reales (unos USD 210 millones) para asistir al gobierno y los municipios locales con la respuesta humanitaria, el restablecimiento de los servicios básicos y, posteriormente, la reconstrucción de viviendas.
Las lluvias empezaron el martes pasado, pero se intensificaron el fin de semana. Entre la noche del viernes y la mañana del sábado, el volumen de lluvias alcanzó 70% de lo esperado para todo el mes de mayo en algunos puntos de la capital.
“Hay pronóstico de lluvia para los próximos días, la población debe seguir las medidas de autoprotección y las alertas de la Defensa Civil”, advirtió este lunes el ministro de Desarrollo Regional, Daniel Ferreira.
El Centro de Monitoreo de Desastres Naturales (Cemaden) estima una posibilidad “muy alta” de que ocurran “crecidas e inundaciones” en la región metropolitana de Recife este lunes debido al cúmulo de lluvia de los últimos días y al pronóstico de nuevas precipitaciones.