Tanto mujeres como hombres viven en forma distinta la diabetes. Respecto del ejercicio de la sexualidad, afecta también de manera diferenciada no sólo hábitos y costumbres, sino el propio deseo sexual.
De acuerdo con la Federación Mexicana de Diabetes (FMD), 27% de mujeres con diabetes reporta algún tipo de disfunción sexual, mientras que sólo 15% de las mujeres sin diabetes manifiestan alguna disfunción.
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Hasta 35% de las mujeres con diabetes pueden experimentar una reducción o ausencia de la respuesta sexual. Ésto es comprensible porque con la neuropatía diabética las células que recubren el interior de la vagina están dañadas, por lo que se produce sequedad, que a su vez genera molestias durante la relación sexual (dispareunia), lo que acaba reduciendo la respuesta o el deseo sexual.
Si constantemente se tienen elevados niveles de glucosa en la sangre (hiperglucemia), la mujer es más propensa a las infecciones vaginales, las cuales pueden ocasionar incomodidad o malos olores, y en consecuencia, fomentar la negación a la actividad sexual. En este caso además de atender la infección vaginal, hay que promover un exhaustivo control de los niveles de azúcar.
Daños masculinos que afectan la sexualidad
En los hombres la diabetes puede dañar el sistema nervioso: ya sea en los nervios del pene o en la médula espinal, que pueden ser afectados (neuropatía); esto puede resultar en dos formas:
Disfunción eréctil de gravedad variable.
Trastornos de la eyaculación con el riesgo de infertilidad, como es el caso cuando una parte del semen va a la vejiga durante el orgasmo, en lugar de ser expulsado hacia el exterior. Esta anomalía se denomina “eyaculación retrógrada”.
La diabetes daña los tejidos mediante la reducción de oxígeno y los músculos tienden a ser más fibrosos y menos extensibles, por lo tanto, la erección es menos rígida y fugaz.