Problemas de adolescentes

(Matt Richtel, New York Times; mayo 2022) Segunda parte

Carlos Abud Mendoza

La ansiedad y la depresión son problemas diferentes, pero comparten algunos indicadores. Busca cambios en el comportamiento del joven, como pérdida de apetito o alteraciones en sus patrones de sueño, preocupación excesiva, desesperanza o tristeza profunda.

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Si quieres iniciar conversación con un adolescente que podría estar pasando por dificultades, sé claro y directo. No evites preguntas difíciles, pero aborda el tema con compasión y no con culpa.

Ofrece formas saludables de manejar las emociones. Los chicos con problemas emocionales corren el riesgo de recurrir a autolesiones para redirigir el dolor que sienten.

Busca al médico adecuado para tu hijo pidiendo recomendaciones. Pregunta al especialista por su experiencia en el tratamiento de afecciones específicas en menores y por las herramientas que utiliza para realizar evaluaciones médicas, que te cuenten su experiencia en el tratamiento con medicamentos específicos en menores y asegúrate de que entiendes sus efectos secundarios e interacciones, así como la forma de saber si un fármaco está funcionando.

Los jóvenes, cuyo cerebro está en desarrollo, necesitan de ocho a diez horas de sueño para promover la salud mental y física. La actividad física también es vital.

Hace tres décadas, las mayores amenazas para la salud de los adolescentes eran el excesivo consumo de alcohol y la conducción bajo sus efectos, los embarazos, el tabaquismo y las drogas ilícitas. Hoy, se suman la ansiedad, la depresión, el suicidio, las autolesiones y otros trastornos mentales graves. Entre 2001 y 2019, la tasa de suicidio de los jóvenes estadounidenses de 10 a 19 años se disparó 40 por ciento y las visitas a urgencias por autolesiones aumentaron 88%.

Primero hay que buscar si hay cambios clave en el comportamiento del menor, como desinterés en comer o participar en actividades sociales que antes disfrutaba, alteraciones a los patrones de sueño o retraimiento de otros aspectos de la vida. Aunque la angustia adolescente es natural, el adolescente afligido puede expresar preocupación excesiva, impotencia o tristeza profunda, sobre todo durante periodos prolongados.