Cuarta parte
Los anticuerpos antifosfolípidos se observan en >60% y aunque se asocian a trombosis y embolia, así como a problemas obstétricos, frecuentemente no son patogénicos.
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El tratamiento médico dependerá de la gravedad de afectación y aunque la piedra angular son los glucocorticoides, dado sus eventos adversos, y, en ocasiones la dificultad en el control de la enfermedad, es casi la regla el empleo conjunto de otros inmuno-reguladores (antipalúdicos, metotrexato, azatioprina, ácido micofenólico, tacrolimus, ciclofosfamida, estatinas, calcitriol, rituximab) y ocasionalmente aspirina, inmunoglobulinas y anticoagulantes, entre otros, que ayudan al control adecuado del padecimiento.