El impago a maestros potosinos es la condena al atraso

Abandonar la educación pública significa un lastre para el desarrollo económico.
Marco Aquiahuatl

En México, el gasto público educativo será el más bajo de los últimos 12 años respecto al Producto Interno Bruto (PIB), lo que refleja el menor uso de recursos públicos para los niños y adolescentes del país (Expansión, 27 enero 2022). Esto implica destinar más recursos al asistencialismo electorero que a los estudiantes y maestros.

Abandonar la educación pública significa un lastre para el desarrollo económico; y sin este progreso es difícil combatir con buenos resultados la inequidad social, la marginación social y la pobreza extrema.

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Así lo concluye la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), quien estima que en los próximos 80 años el rezago educativo le podría costar a México un monto acumulado de hasta 136% del PIB de 2019.

Esto resulta todavía peor si recordamos que la educación sufrió un atraso considerable por la pandemia del Covid-19: 285,360 estudiantes mexicanos inscritos en el ciclo escolar 2019-2020 no pudieron terminarlo porque perdieron contacto con sus maestros o porque sus escuelas cerraron temporal o definitivamente.

Cerca del 48% de los estudiantes en secundaria durante este periodo no recibieron ningún apoyo por parte de sus padres o algún familiar para su educación en línea (Coneval, 2021). No obstante, recordemos que aun antes de la pandemia la situación no era mejor: una cuarta parte de las primarias y secundarias públicas cuentan con plantillas de docentes incompletas y 2 de cada 10 estudiantes de primaria no recibieron los libros de texto gratuitos a tiempo.

En el tránsito de la secundaria a la preparatoria se pierden cerca de 2 millones de alumnos matriculados en escuelas públicas; y las mujeres son mayoría en este grupo (El Economista, 12 de diciembre de 2021).

El panorama educativo en San Luis Potosí no es diferente del nacional. La propia Secretaría de Educación de Gobierno del Estado (SEGE) reconoce que debido a la pandemia de Covid-19, San Luis Potosí se ubica dentro de la media nacional en materia de rezago educativo, incluso al mismo nivel que otros países (Plano informativo, 20 de abril 2022).

Ahora bien, ¿la situación educativa tiene perspectiva para mejorar en San Luis Potosí y así romper con el penoso estancamiento educativo nacional? ¿El apoyo a la educación potosina también será sacrificado por intereses electorales inmediatistas? Una pregunta aún más simple: ¿a los niños, niñas y jóvenes se les regatea recursos públicos para su educación? ¿Nuestro gobernador y el Secretario de educación tienen presente que una inversión educativa no raquítica es la mejor garantía para impulsar la equidad y el progreso en la sociedad potosina?

Hasta el momento, no hay certeza de que lo consideren así: ¡existen 74 maestros potosinos que no reciben pago desde que inició esta nueva administración estatal! Pero estos docentes siguen laborando, todos ya, en clases presenciales; gastando dinero de su propio bolsillo para trasladarse; los padres de familia respaldan y reconocen su acción, pero este gesto, evidentemente, resultará a la postre, insostenible.

El pago que reclaman también estudiantes para sus maestros no es, de ningún modo, un exceso, ni mucho menos una irracionalidad, pues dicho pago funcionaba regularmente en administraciones anteriores. Lo que alegan los encargados de la SEGE son argumentos falaces y trampas burocráticas.

Es necesario que dicha secretaría muestre voluntad política para hallar una salida a este problema. No sólo porque será una medida que apunte en la dirección de desestancar la educación en nuestro estado y en el país, sino porque se dejarán de atropellar los derechos laborales y humanos de los maestros, ¡además de crear condiciones para que cientos de estudiantes no abandonen su educación!

Dicen la verdad quien sostiene que la pobreza y la violencia que asolan a nuestro país se eliminarán de tajo creando condiciones de progreso; esta nueva administración estatal tiene la oportunidad de demostrar que es realmente un gobierno de la gente trabajadora, un gobierno comprometido con la educación, nuestro estado lo merece y los tiempos así lo exigen. Vale.