Reshoring en Estados Unidos, nearshoring en México: más empresas en la frontera

Cuando existe un alza en las tarifas para hacer negocios en alguna parte del mundo, o existen restricciones, es natural que otras partes se preocupen por ofertar facilidades para que las empresas se integren a nuevas regiones.

La estabilidad política y económica alrededor del mundo permiten que el consumo crezca en todas las regiones económicas. Cuando las condiciones son favorables y las cadenas de suministro se encuentran en equilibrio, la integración de más países a las cadenas de valor sucede.

Low-Cost Country Sourcing (LCC o LCCS) y el Best-Cost Country (BCC), son dos conceptos que emergieron como estrategias para el comercio internacional de grandes empresas.

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El objetivo de ambos modelos es acceder a recursos, tanto humanos como materias primas, que permitan reducir costos de operación en toda la cadena productiva e incrementar la productividad.

En los espacios donde se encuentran las economías emergentes como la región Asia-Pacífico, Este de Europa, Este de Asia y Latinoamérica.

En su búsqueda por generar ahorros, muchas empresas transnacionales optan por reubicar sus cadenas productivas de suerte que puedan reducir cuotas laborales y de aduanas.

La mayoría de las veces, esta relocalización se da en, México, Argentina, Brasil, Perú, Colombia; en el sudeste asiático: China, Vietnam, Camboya, India, Malasia; en Europa del este: Polonia, Albania, Eslovaquia, Eslovenia, por ejemplo.

El reto para estos países – México es un claro ejemplo -, es garantizar la estabilidad en las cadenas de suministro para que el perfil de inversión sea uno de bajo riesgo, y se consiga abastecer a las empresas.

Para ello, los estudios económicos deben incluir una ruta estratégica de implementación que implica, reunir profesionales locales, análisis de mercado, sustentabilidad para la localidad, análisis de proveedores, análisis de riesgo, conocimiento de categorías y conocimiento de la cultura local, las regulaciones, barreras comerciales, impuestos locales, y relacionarlo con las tendencias del mercado global.

Dentro del marco del T-MEC, México ocupa un papel fundamental en la relocalización de la producción industrial que busca acceder al mercado de América del Norte.

Así, en el país existe un proceso conocido como nearshoring. Uno de los objetivos de esta estrategia es diversificar, al tiempo que permite ahorrar, sobre las cadenas de suministro y de valor. (Después del Tsunami de Japón en 2011, muchas empresas y sus cadenas de suministro fueron borradas por falta de diversificación geográfica).

Mientras muchas empresas durante el mandato de Donald Trump recibieron apoyos fiscales para trasladar de nuevo las plantas de producción a Estados Unidos (proceso conocido como reshoring), México es por mucho, una opción que permite a las empresas generar más ahorro.

Hace falta sólo ver el salario mínimo entre uno y otro país: mientras que en México este es de $256 dólares, en Estados Unidos asciende a $1,257 dólares mensuales. Por lo tanto, ese proceso de relocalización en el que las plantas se establecen en México, a un lado de la frontera norteamericana, es conocido como nearshoring.

Entre política y economía, es evidente que la prioridad para las empresas no es obligar a las cadenas de valor a reubicarse dentro de las fronteras de las sedes sociales de estas, sino como se ha dicho, generar el mayor ahorro posible.

Cuando existe un alza en las tarifas para hacer negocios en alguna parte del mundo, o existen restricciones (como en China debido a su política de cero-covid), es natural que otras partes se preocupen por ofertar facilidades para que las empresas se integren a nuevas regiones.

En ese sentido el reshoring que buscó Estados Unidos ve ahora la necesidad de trasladar producciones a otras partes del mundo.

De acuerdo con el Wall Street Journal, cerca del 70% de CEO’s en Estados Unidos piensan en relocalizar plantas hacia México. Según un estudio de Kearney Research, 17% ya lo ha hecho.

Sin embargo, México aún no alcanza los niveles de aprovisionamiento que tiene el sudeste asiático, la región más competitiva del mundo.

De conseguir proveer cadenas de suministro más resilientes que las de Asia, en conjunto con sus pares latinoamericanos, México puede ser el destino predilecto de muchas más empresas para exportar desde el país hacia Asia, América del Norte, Europa y Sudamérica.