La guerra en Ucrania está llevando al Fondo Monetario Internacional a recortar las estimaciones de crecimiento mundial para 2022 y 2023, mientras el alza de los precios de los alimentos y la energía presionan a las economías, dijo el jueves la directora gerente de la entidad.
Kristalina Georgieva sostuvo que el FMI rebajaría sus perspectivas de crecimiento para 143 economías que representan el 86% de la producción económica mundial, pero señaló que la mayoría de los países mantendrán un crecimiento positivo.
¡SIGUE NUESTRO MINUTO A MINUTO! Y ENTÉRATE DE LAS NOTICIAS MÁS RELEVANTES DEL DÍA
Georgieva dijo que la invasión de Ucrania por parte de Rusia está “enviando ondas de choque por todo el mundo” y suponiendo un enorme revés para los países que luchan por recuperarse de la pandemia del Covid-19.
En pocas palabras, nos enfrentamos a una crisis sobre otra crisis”, dijo Georgieva en declaraciones a la Fundación Carnegie para la Paz Internacional en Washington. “En términos económicos, el crecimiento ha disminuido y la inflación ha aumentado. En términos humanos, los ingresos de la gente han disminuido y las dificultades han aumentado”.
El FMI, que publicará nuevas previsiones económicas el martes, prevé que la inflación, que ahora es un “peligro claro y presente” para muchas economías, seguirá siendo elevada durante más tiempo del previsto.
Georgieva no proporcionó un dato específico para el crecimiento mundial, pero ya había dicho que sería inferior al 4.4% que el FMI pronosticó en enero, una cifra ya reducida en medio punto porcentual debido a las persistentes interrupciones de la cadena de oferta causadas por la pandemia.
Desde entonces, las perspectivas se han deteriorado de forma sustancial, en gran medida por la guerra y sus repercusiones”, dijo. “La inflación, el endurecimiento financiero y los frecuentes y amplios confinamientos en China, que provocan nuevos cuellos de botella en las cadenas de oferta mundiales, también están pesando sobre la actividad”.
Georgieva también advirtió de una nueva e importante complicación, la fragmentación de la economía mundial en bloques geopolíticos, con diferentes normas comerciales y tecnológicas, sistemas de pago y monedas de reserva.
Georgieva dijo que tal fragmentación es la mayor amenaza para el orden económico posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Un cambio tectónico acarrearía dolorosos costos de ajuste. Las cadenas de oferta y las redes de producción se romperían y habría que reconstruirlas”, dijo. “Los países y las personas pobres se llevarán la peor parte”.
Georgieva remarcó que la inseguridad alimentaria es una “grave preocupación” debido a la interrupción de la oferta de cereales y fertilizantes desde Ucrania, Rusia y Bielorrusia, lo que presiona a los países más débiles. Si no se adopta un plan multilateral para reforzar el oferta de alimentos, muchos países se enfrentan a más hambre, pobreza y malestar social, agregó.