La consulta que viene.
Los dos últimos siglos y la primera parte de este, los mexicanos hemos luchado duro por encontrar nuestra identidad, por mejorar nuestro estatus quo, tener las mejores condiciones de vida; las luchas de independencia, reforma, revolución, la transición democrática –con todo y su primer alternancia- dan cuenta de ello.
Aún no hemos alcanzado nuestro estado de bienestar, pero ello no significa que nos neguemos a participar democráticamente en las decisiones que debe tomar el gobierno, sobre todo en aquellas que tienen un efecto en nuestra vida, que resarcen daños históricos, ya sean políticos, económicos o sociales.
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Por ello la convocatoria a realizar una consulta ciudadana y/o popular, para refrendar o no el mandato del Presidente, definir tal o cual tema no debe sorprender a nadie, tampoco debe ser motivo de cuestionamientos; claro que todos y todas anhelamos justicia, equidad, transparencia, justa distribución de la riqueza y queremos, es más reclamamos formar parte de las decisiones para lograrlo.
De inicio debemos decir que para el efecto de la consulta popular sobre revocación del mandato existe una Ley -que por cierto aprobaron los MORENISTAS-, la Ley Federal de Revocación del Mandato y que es el marco regulatorio del artículo 35 fracción IX (novena) de nuestra Constitución.
El artículo 2 de la Ley mencionada señala su objeto y transcribo “Tiene por objeto regular y garantizar el ejercicio del derecho político de las ciudadanas y los ciudadanos a solicitar, participar, ser consultados y votar respecto a la revocación del mandato de la persona que resultó electa popularmente como titular de la Presidencia de la República, mediante sufragio universal, libre, secreto, directo, personal e intransferible”; es decir este ejercicio de participación democrática es un derecho de los ciudadanos y no solo para participar lo es también para solicitar que se haga, ser consultados es decir participar en la consulta ejerciendo su derecho a votar.
Así pues, si el ejercicio de la consulta pública para la revocación del mandato corresponde por entero a los ciudadanos, ¿Por qué el interés de presidente López obrador y sus huestes, en que se haga se publicite y se defienda?, la reflexión a dicha convocatoria no es la consulta en sí misma como ejercicio de democracia participativa, la reflexión que los ciudadanos debemos hacernos para no irnos con la finta es el fin de dicho referéndum, y en los siguientes párrafos me explico.
En este orden de ideas, conforme al artículo 7 de la Ley, para que haya consulta de revocación se requiere que el tres por ciento de los ciudadanos inscritos en el listado nominal -algo así como 2.8 millones- repartidos en 17 estados de la República, soliciten el ejercicio que por esta ocasión debe de ser a la conclusión del tercer año del periodo de quien ostente la titularidad de la Presidencia de la República.
Pero para sorpresa de los hombres en el gobierno, al iniciar los tiempos legales para la solicitud de la consulta, los ciudadanos parecían no tener el menor interés en este ejercicio, no había mayor acción, por lo que para pronto López Obrador arranco en una mañanera con el llamado a sus huestes para que salieran a recabar firmas y así gobierno y partido, como en el viejo régimen priísta echaron a andar su maquinaria y juntaron más de la cifra meta.
No conforme con eso y ante la falta presupuestal del INE, responsable de hacer el proceso, originada por el propio gobierno, el Presidente intervino amenazo con el instalar mesas, emprender acciones penales contra los consejeros del INE y con cambiar la Ley para que se hicieran las cosas a su modo, como había hecho en las consultas del del aeropuerto y de los expresidentes, casi a mano alzada, con sus corifeos como autoridad electoral.
Después se ha empeñado en promoverla con todo y a contrapelo de las disposiciones legales; incluso funcionarios han “tomado vacaciones” para ir por el País promocionando la participación ciudadana en la consulta.
Como si en la consulta le fuera la vida el Presidente López Obrador ha puesto un empeño más allá de lo normal.
¿Cuál es el fin?, el fin no es otro que el de consolidar la nueva hegemonía política en México y asestar un golpe seco y certero a la oposición de cara a los comicios presidenciales el 2024; esto es lo que quieren la permanencia grupal en el poder al costo que sea y como sea.
Para lograr su fin se han propuesto un desafío más, la participación que quiere el Gobierno López Obradorista y su partido, MORENA, es desde luego superar el que el 40 por ciento de las personas inscritas en la Lista Nominal de Electores participen en el proceso, es decir por arriba de los 37 millones de votantes y que por supuesto voten a favor de que se quede el Presidente, para que sea vinculatoria conforme a la Ley.
CONCLUYENDO.
- La realidad es que la mayoría de los mexicanos no tenemos interés en una consulta cuyo resultado ya sabemos, por ello el empeño del acarreo, la compra de conciencias por medio de las dadivas llamadas programas sociales.
- Curioso el tiempo y la circunstancia que vivimos, hoy todo por lo que luchamos en México ya no importa, solo importa el apoyo en la tarjeta del bienestar bimestre por bimestre.
- El Presidente y los suyos deben entender que la democracia es el poder del pueblo y entiéndase por pueblo a TODOS, el pueblo no son los chairos y/o los fifís, somos todos los ciudadanos mexicanos (hombres y mujeres); él no ha luchado solo desde su trinchera lo hemos hecho muchos, muchísimos, cada uno desde la nuestra y nos corresponde legítimamente velar por los logros alcanzados, cuando estos, por una intención oculta, se ponen en peligro.
- Insisto es tan corrupto robar, defraudar, enriquecerse del erario, como la utilización de las herramientas democráticas del Estado, para un fin político y no para un fin general. Las consultas populares no son propiedad de nadie son un logro histórico de la sociedad organizada, no permitamos que nuestros legítimos reclamos de justicia se manipulen por evidentes trazos de política.
- Por cierto, el 10 de abril próximo, yo no pienso votar en dicha consulta ¿y tú?