¿Paridad en todo?
La entrada en vigor de la reforma a 10 artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos del 2019, logro sin precedentes garantizar los derechos políticos de las mujeres, porque se asegura que la mitad de los cargos de decisión sean para las mujeres en los tres poderes del Estado, en los tres órdenes de gobierno, en los organismos autónomos, en las candidaturas de los partidos políticos a cargos de elección popular, así como en la elección de representantes ante los ayuntamientos en los municipios con población indígena; además, de incorporar el lenguaje que visibiliza e incluye a las mujeres.
Que bien, ¡las leyes han sido reformadas ¡pero es importante visibilizar que el progreso para reducir la brecha de desigualdad ha sido lento.
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¿Las reformas a las leyes son un verdadero avance, las mujeres en verdad nos sentimos protegidas, se nos respetan nuestros derechos laborales o nuestro derecho a la paridad en todo, se respetan los salarios con equidad? Si bien se ha respaldado en el discurso la igualdad de remuneración para hombres y mujeres, su aplicación en la práctica sigue siendo una simulación.
En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible responde a la necesidad de lograr la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas, con el fin de asegurar que no se deje a nadie atrás, y que la incorporación sistemática de la perspectiva de género en la implementación de la Agenda 2030 es, crucial.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) abordan la necesidad de alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas. Además, de promover el trabajo decente y el crecimiento económico mediante la búsqueda de empleo pleno y productivo y trabajo decente para todas las mujeres, así como la equidad salarial por un trabajo de igual valor. La incorporación de una perspectiva de género es fundamental para la agenda 2030.
Falta mucho por comprender la importancia de la estabilidad económica de la mujer, lo que esta atrás del salario femenino es más que “dinero”, es la tranquilidad de saber que es independiente, saber que no tendrá un yugo de nuevo que la hacía soportar o esperar a que llegue el “chivo” si es que hay un hombre en ese hogar que lo dé.
En México, según datos del INEGI, hasta julio de 2020 se reportó una tasa de ocupación del 34.7 % en mujeres, en contraposición al 71.8 % en hombres.
Además, del primer trimestre de 2020 al segundo de 2021, en 17 entidades federativas el índice de mujeres que transitaron hacia empleos informales fue mayor al 50 % , y en 14 entidades federativas la pobreza laboral se ubicó en un rango del 40.4 al 64.3 % (México cómo vamos, 2021b,c), esto indica que dicho porcentaje de mujeres no puede adquirir la canasta alimentaria con su ingreso laboral.
Y la pregunta entonces sería: ¿Por qué desemplear a mujeres? Donde quedan las leyes, las voces feministas, los tratados internacionales, etc., etc., etc. Se sigue violentado y haciendo una simulación de nuestros derechos como mujeres, de las acciones afirmativas, derechos humanos de las mujeres, de sus derechos laborales, de sus derechos a la igualdad, etc. ¿Hasta cuándo tendremos verdaderas instituciones que defiendan el tema con responsabilidad, sensibilidad y sentido humano?
Es verdaderamente triste ver que el interés de algunos(as) está por encima del interés común, es horrible ver que el sistema patriarcal cuenta con “despistadas” y quiero pensar ingenuamente que así es, que son “despistadas” por qué sería demasiado perverso ver que mujeres que tienen de memoria aprendido el discurso de igualdad de género, de no violencia contra la mujer, de la paridad, de equidad, de acciones afirmativas, sean las primeras que no llevan a sus cargos públicos las acciones de defensa a la mujer y siga siendo únicamente “un discurso aprendido”.
El camino para aminorar la brecha de género es largo y complicado, requiere de un esfuerzo colectivo intencional.; asegurar la inclusión de mujeres en el mercado laboral; garantizar la disponibilidad de ingresos en los hogares vulnerables; fomentar la responsabilidad compartida de los cuidados y la redistribución de roles en casa; estimar e integrar el valor de los trabajos de domésticos y de cuidado en la economía nacional, por mencionar algunas no se alcanzará desempleando mujeres.
Nos leemos en la próxima.