La FAO proyecta un aumento de entre 8 por ciento y 22 por ciento en los precios globales de los alimentos por la guerra.
Los precios base de los fertilizantes a nivel global aumentarían hasta 13 por ciento, proyecta la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés).
“[El aumento] respondería a mayores costos de insumos por los precios elevados del crudo, pero también por el encarecimiento de los cultivos. El aumento afectaría a los costos de producción en la temporada 2022/23″, explicó la FAO en su más reciente reporte sobre la situación del conflicto Ucrania-Rusia.
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El alza en el precio proyectada por la FAO sumaría al encarecimiento que se vio durante 2021. En México, el precio de los fertilizantes agroquímicos aumentó, en promedio, 89 por ciento durante el año, según un análisis realizado por el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
A las presiones del petróleo hay que añadir la posible escasez. Rusia es uno de los principales proveedores de fertilizante a nivel global, y su gobierno está considerando suspender indefinidamente las exportaciones del agroquímico. México, cabe señalar, compra a Rusia el 30 por ciento de sus fertilizantes importados.
El fertilizante es un insumo básico en la producción agrícola. Su uso impulsa el rendimiento de los cultivos. Con precios altos y baja disponibilidad, los agricultores podrían verse forzados a aplicar menos, reduciendo los niveles de producción mientras la demanda se mantiene.
Además, si los costos de producción aumentan en el campo, los agricultores se verán obligados eventualmente a subir los precios de sus cultivos, y ese aumento podría reflejarse en los anaqueles.
La FAO proyecta un aumento de entre 8 por ciento y 22 por ciento en los precios globales de los alimentos por la guerra, dependiendo de si el impacto es moderado o severo.
Para el maíz, estima un encarecimiento de 8.2 por ciento si el impacto es moderado y de 19.5 por ciento si es severo. El trigo podría ver aumentos de entre 8.7 por ciento y 21.5 por ciento en sus precios; para los granos sería de entre 7 por ciento y 19.9 por ciento; y de 10.5 por ciento a 17.9 por ciento en el caso de oleaginosas.
Rusia y Ucrania son grandes productores y exportadores tanto de maíz como de trigo. Su conflicto ya amenaza la producción en sus campos y podría bloquear por completo el flujo de sus exportaciones.
La FAO proyecta una contracción de 8 millones de toneladas en los volúmenes globales de trigo exportado, esto en caso de un impacto moderado. Se ser severo, el volumen podría duplicarse. Para el maíz, la contracción sería de entre 7 millones y 12 millones de toneladas, dependiendo de la severidad del impacto.
El suministro global afectará sólo a regiones específicas. La falta de trigo pegará sobre todo al Norte de África y Oriente Próximo, mientras que la falta de maíz presionará a China, Europa, Turquía y Egipto.
Canadá, Estados Unidos, Australia y Argentina se perfilan como las opciones más viables para aliviar las caídas en producción global de trigo y maíz.
Sin embargo, estos países también enfrentan presiones en sus campos: desde el clima extremo (sequía y lluvias torrenciales) y altos costos de insumos, hasta presiones logísticas, en el caso de Australia, e inflación extraordinaria, en el caso de Argentina.