El día que F1 afrontó misiles en Arabia mientras negaba de Rusia

La Fórmula 1 decidió seguir adelante con el Gran Premio de Arabia Saudí a pesar del ataque a las instalaciones de uno de sus patrocinadores árabes.
Formula 1

La frase del siete veces campeón del mundo Lewis Hamilton del “dinero manda”, dicha en el GP de Australia de 2020 cuando el mundo comenzaba a sufrir los inicios de la pandemia por COVID-19 parece ajustarse a diferentes momentos en la Fórmula 1.

La máxima categoría del deporte motor se ha visto envuelta de nuevo en el ojo del huracán cuando este viernes decidió seguir adelante con el Gran Premio de Arabia Saudí en Yeda, segunda competencia de la temporada.

La noticia alrededor del mundo no han sido los tiempos establecidos por el Ferrari de Charles Leclerc, ganador hace una semana en Bahréin, sino el ataque y posterior explosión en unas instalaciones de la petrolera Aramco, la misma que hace poco firmó un acuerdo millonario multianual con la F1 y que tiene su sede en Arabia Saudí.

El humo negro y el fuego que se podían ver desde el circuito callejero de Yeda, a no más de 25 kilómetros de distancia, esto mientras los coches corrían en un país donde la presencia de la F1 ha sido cuestionada por la contradicción con sus mensajes.

Mientras que el campeonato mundial más importante del deporte motor decidió unirse a las sanciones impuestas desde la comunidad europea y Estados Unidos a Rusia por la invasión a Ucrania despojándola de la carrera que tenían firmada, impidiendo a los pilotos del país gobernado por Vladimir Putin competir con su bandera, un ataque dirigido por los Houthis parece no intimidar a la categoría que mira estos sucesos como un acto normal en el país.

“¿A quién tienen como objetivo? Están apuntando a la infraestructura, no a los civiles y no a la pista», expresó el presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, el primer dirigente del organismos del deporte motor procedente del mundo árabe al salir de una reunión con los jefes de equipo en el circuito de Yeda. “Este lugar es tan seguro que todas las familias de los directivos están aquí. Ahora miramos hacia adelante, pero con la seguridad de que no va a pasar nada».

Sin embargo surgen los cuestionamiento de por qué tolerar un ataque que, claramente fue planificado para desarrollarse con la visita de la Fórmula 1 y obtener mayor atención, un movimiento que no resulta novedoso porque ya el pasado febrero de 2021 el sistema antimisiles de Arabia interceptó un ataque cercano a la ciudad de Diriyah, sede del arranque de la temporada de la Fórmula E, la serie de monoplazas eléctricos, que fue confundido con fuegos artificiales por los asistentes antes de que se supiera la realidad.

Pero a pesar del fuego los directivos de los equipo estaban negados en dar un paso atrás y, de forma unánime, apoyaban a la Fórmula 1 en su idea de continuar con la actividad el sábado y el domingo.

“El deporte tiene que permanecer unido colectivamente. Cualquier acto de terrorismo no puede ser tolerado y el deporte no debe ser intimidado en una posición y una situación como esa, simplemente no es aceptable», señaló Christian Horner a Sky Sports F1, jefe del equipo Red Bull para el que compite el mexicano Sergio Pérez.

La visión de los 20 pilotos de la parrilla, los competidores más importantes a nivel mundial, algunos de ellos con salarios superiores a los 40 millones de dólares anuales, pensaban diferente y prolongaron la discusión hasta la madrugada del sábado tiempo local, pero al final, ellos también aceptaron las condiciones de seguridad ofrecidas por los organizadores y el discurso de que el lugar más seguro en este momento en Arabia Saudí es el trazado que alberga la competencia.

Pero aunque la F1 ha escapado a unos misiles, otros aún apunta a ella, como la incoherencia de la campaña We Race as One contra la discriminación y en favor de la inclusión compitiendo en un país acusado de violentar los derechos humanos.

Mientras los primeros motores sonaban, desde la oficina de Amnistía Internacional de Reino Unido hacían un nuevo llamado a no permitir que fueran utilizados para encubrir actos contra los derechos humanos.

«El Gran Premio de este fin de semana en Arabia Saudí es un lavado de cara al deporte, simple y llanamente. Las terribles decapitaciones que se han producido recientemente en el Reino hacen que sea más importante que nunca que todas las personas que participan en el Gran Premio de Yeda desde los pilotos hasta los aficionados rompan el hechizo del lavado de cara y denuncien el terrible historial de derechos humanos de Arabia Saudí”, dijo el organismo en un documento enviado a los medios de comunicación. .

«Es comprensible que gran parte de la atención mundial se centre actualmente en Ucrania, pero el mundo del deporte no debe limitar su conciencia a un solo conflicto. No se debe permitir a Arabia Saudí un pase libre sobre su continuo bombardeo de civiles en Yemen”.

«Instamos a todos los que participan en la carrera a que sean conscientes y hablen de los abusos que se cometen allí».

A este llamado solo Lewis Hamilton pareció hacer caso y, como en otras ocasiones, denunció la situación que se vive, pero agregó: “Nosotros no decidimos a dónde vamos…(pero) tenemos el deber de intentar hacer lo que podamos mientras estemos aquí», dijo el piloto de Mercedes en declaraciones recogidas por Reuters.

«En última instancia, es responsabilidad de los que están en el poder hacer realmente los cambios y no estamos viendo lo suficiente. Así que necesitamos ver más».

Al final, la F1 competirá como estaba previsto, ni un atentado cercano cambió el discurso porque como dijo en su momento el piloto de Mercedes, el dinero manda.