Hay que tener en cuenta que no existe tanta lubricación en las relaciones sexuales bajo el agua, por lo que pueden aparecer rozaduras desde las que se introduzcan las bacterias
Los arrebatos de amor a veces pueden ser difíciles de controlar. Besos en la playa, en una piscina, en un jacuzzi… cuando la pasión y el fuego entre dos personas es inevitable, no importa el lugar en el que te encuentres.
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El sexo bajo el agua es un cliché muy utilizado en el cine y en la literatura, y eso puede provocar que las parejas quieran imitar algunas escenas vistas.
No hay más que ver o leer Cincuenta Sombras de Grey, entre muchos otros ejemplos. Además, el erotismo del momento en el que dos personas desnudas se encuentran juntas puede conducir fácilmente a ese encuentro sexual. Sin embargo, por muy bonito y sensual que parezca, la realidad es que el sexo acuático conlleva una serie de riesgos que debes conocer antes de practicarlo. Vamos a analizarlos:
El preservativo: en el caso de que haya una persona con pene en la relación sexual, la efectividad del preservativo puede llegar a ser un inconveniente.
Al estar en contacto con el agua, el latex se vuelve poroso y puede llegar a romperse. Además, también cabe la posibilidad de que acabe saliéndose y no os deis cuenta. Por lo tanto, el riesgo a quedar embarazada e, incluso, a transmitir alguna enfermedad de carácter sexual puede llegar a existir. En conclusión, es recomendable que la penetración se haga fuera del agua.
Disminuye la lubricación: la lubricación natural de las mujeres disminuye cuando están envueltas de agua. Esto puede provocar que la fluidez del coito disminuya, por lo tanto, es probable que se produzcan irritaciones durante el acto y a posteriori. En caso de querer utilizar lubricante, el más idóneo es el de silicona, ya que el lubricante hecho a base de agua no te servirá para nada.
Infecciones: el tercer gran inconveniente es el riesgo a coger una infección. En el agua es más probable que proliferen las bacterias, por lo que infectarse puede ser bastante común.
Hay que tener en cuenta que no existe tanta lubricación en las relaciones sexuales bajo el agua, por lo que pueden aparecer rozaduras desde las que se introduzcan las bacterias. De hecho, en el caso de las piscinas, es incluso más fácil coger una infección, ya que el propio cloro puede ser el causante, a pesar de que es el encargado de matar las bacterias del agua. Ironías de la vida.
Arena: este punto está relacionado básicamente con las relaciones sexuales que consuman en la playa. A pesar de ser una de las fantasías más reiteradas, la realidad es que los granos de arena pueden llegar a ser muy molestos.
La cosa no es que se te enganchen en toda la espalda, si no que se introduzcan dentro de la vagina al realizar el coito, lo que puede producir heridas en las dos personas.
Por no hablar de que el condón pasa a tener todas las papeletas de que va a rasgarse.
Estos riesgos deben servir como alerta para que la próxima vez que tengas ganas de innovar y experimentar con tu pareja, te lo pienses dos veces antes de hacerlo bajo el agua