Recursos para Vivir Mejor

El pasado miércoles, con la imposición de la ceniza, comenzó el tiempo litúrgico de Cuaresma, el cual nos invita a hacer una revisión y transformación de nuestra vida, de tal manera que podamos ser nuestra mejor versión de persona.

Escuchar a Jesús, que como maestro “habla sabiamente y enseña con amor” (Prov 31, 26 ) nos ayuda a lograr ese cambio personal para alcanzar la meta de este tiempo. Iniciamos este Primer Domingo de Cuaresma, con Evangelio según san Lucas: 4, 1-13:

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En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán y conducido por el mismo Espíritu, se internó en el desierto, donde permaneció durante cuarenta días y fue tentado por el demonio.

No comió nada en aquellos días, y cuando se completaron, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: “Si eres el Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan”. Jesús le contestó: “Está escrito: No sólo de pan vive el hombre”.

Después lo llevó el diablo a un monte elevado y en un instante le hizo ver todos los reinos de la tierra y le dijo: “A mí me ha sido entregado todo el poder y la gloria de estos reinos, y yo los doy a quien quiero. Todo esto será tuyo, si te arrodillas y me adoras”. Jesús le respondió: “Está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás”.

Entonces lo llevó a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: “Si eres el Hijo de Dios, arrójate desde aquí, porque está escrito: Los ángeles del Señor tienen órdenes de cuidarte y de sostenerte en sus manos, para que tus pies no tropiecen con las piedras”.

Pero Jesús le respondió: “También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios”.
Concluidas las tentaciones, el diablo se retiró de él, hasta el momento oportuno.

Reflexión:

En el pasaje, podemos ver a Jesús enfrentando al mal (demonio) que impide podamos ser nuestra mejor versión de persona, si le hacemos caso. Una tentación, nos seduce y atrapa, nos llevar en pos de aquello que alimenta nuestro ego, al centrarme solo en mi propia conveniencia y provecho, dejando a un lado a los demás.

Las tres tentaciones que vence Jesús son: (1) pan, que representa aquello que necesito y quiero tener a toda costa, lo que consumo y acaparo, para satisfacer mis deseos, (2) poder: el sentirme superior a los demás, por lo que tengo, (3) honor: la osadía de creerme un ídolo y me rindan pleitesía.

Jesús nos enseña a vencerlas (1) buscar y compartir. el alimento, que nos da vida, a todos, (2) seguir y servir solo a Dios, a su manera, sirviendo a los demás, (3) dejarnos guiar por Él, quién solo quiere nuestro bien. Escuchar y aprender de Jesús, nos ayuda a “no caer en tentación y nos libra del mal” (cfr. Mt 6,13), y transforma en una mejor persona, más humana.

¿De que tentaciones me tengo que cuidar?… ¿Qué puedo ayunar en esta Cuaresma?… ¿Cómo puedo generoso y fraterno?

Buen Domingo #OremosPorMéxico

Alfredo Aguilar Pelayo
alfredo@ccrrsj.org
www.ccrrsj.org