La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) corrigió a la baja la estimación de crecimiento para México en el 2022, al considerar que el PIB crecerá a una tasa de 2.3%, en lugar del 3.4% que dio a conocer en septiembre del año pasado.
Para 2023 se espera que la economía mexicana crezca 2.6%, con una inflación de 3.4% y una tasa de desempleo de 3.9%, de acuerdo con el documento Estudios Económicos de la OCDE sobre México.
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La Organización afirmó que la inversión “apagada desde 2015 y en descenso desde 2019, se ve afectada por la incertidumbre en torno a la formulación de políticas nacionales. La incertidumbre aumentó especialmente con las propuestas de reforma del mercado eléctrico”.
Afirmó que la economía mexicana puede beneficiarse más de la recuperación estadounidense y de que los proveedores se acercan a los mercados de consumo al reorganizarse las cadenas de suministro mundial.
Espera que el consumo privado se desacelere y solamente crezca 2%, luego de que en 2021 registró 7.3%. La formación bruta de capital fijo será de 4.4%, las exportaciones crecerán 6.5% y las importaciones 6%.
“La proximidad al mercado estadounidense constituye una ventaja competitiva fundamental para las exportaciones. Sin embargo, este potencial sigue sin materializarse y el crecimiento en las últimas décadas ha sido escaso”, expuso la Organización.
Añadió que si bien la política fiscal de México “ha sido prudente” al asegurar la sostenibilidad fiscal, la pandemia aumentó las necesidades de gasto social para atender el incremento de la pobreza, los sistemas de salud y educación.
En el documento de la OCDE se afirma que uno de los problemas del país es que la tasa de informalidad es cercana al 55%, es decir, se mantiene elevada y es la causa y consecuencia de la baja productividad, por lo que debe trabajarse en su reducción.
Expuso que es necesario “estar preparados para prestar más apoyo fiscal selectivo si la recuperación flaquea o la pandemia resurge”.
Además sugiere elevar gradualmente la tasa de interés si la inflación no vuelve al objetivo del 3%, e incluso “acelerar las subidas si las expectativas de inflación a largo plazo comienzan a aumentar”.