John Singer Sargent fotografiado en su estudio en París, 1885
Todos los artistas esperan alcanzar la fama en vida. El expatriado estadounidense John Singer Sargent fue uno de los pocos que pudo conseguir este estatus: a finales del siglo XIX y principios del XX, pocos pintores eran tan solicitados como él.
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Los ricos de la Edad Dorada estadounidense y del Londres eduardiano encargaron retratos al célebre artista tras verse atraídos por la calidez natural con la que Sargent representaba a sus sujetos. Formado en el estilo de los grandes maestros, el pintor se pasó la vida evitando el aburrimiento, modificando su temática y aceptando encargos intimidatorios.
Cuando falleció a los 69 años, Sargent había completado la impresionante cifra de 900 óleos y más de 2,000 acuarelas; y esto ni siquiera incluye sus desbordantes cuadernos de bocetos llenos de observaciones que realizaba durante sus viajes.
Aunque sigue siendo conocido como un retratista famoso, Sargent era más que la suma de sus cuadros de la alta sociedad. Su obra ofrece una visión de una mente creativa y de su mundo privado entre artistas e intelectuales de principios de siglo XX. Sigue leyendo para descubrir más sobre este fascinante artista, cuya vida y obras se extienden desde Boston a París y más allá.
¿Quién fue John Singer Sargent?
John Singer Sargent nació en Florencia en enero de 1856. Hijo de padres estadounidenses, vivió con su familia en varias ciudades europeas y aprendió francés, alemán e italiano a una edad temprana. Sargent también mostró un talento innato para el dibujo. En 1874, la familia se trasladó a París para que el joven John pudiera seguir con su educación artística.
El joven Sargent comenzó a estudiar formalmente con Carolus-Duran, un retratista cuyo estilo expresivo tendría una gran influencia en su alumno. Según H. Barbara Weinberg, del Museo Metropolitano de Arte, Carolus-Duran enseñaba a sus alumnos a mantener el vigor y la vivacidad de su boceto inicial en el producto final. También los instaba a estudiar a los grandes maestros como Rembrandt, Van Dyck y Velázquez. En 1877, la obra de Sargent había sido aceptada en los prestigiosos Salones de París, instituciones que decidían qué arte era “aceptable” en Francia en aquella época.
Los viajes de sus juventud fueron fundamentales para los estudios de Sargent. En 1876, Sargent visitó Estados Unidos por primera vez. En 1879, estudió las técnicas de las obras de Velázquez en Madrid y observó las pinturas de Frans Halls en los Países Bajos. Ambos artistas solían pintar retratos con esquemas de colores oscuros, algo que también pueden verse en las primeras obras de Sargent.
Al viajar a Venecia, el joven pintor observó y pintó la vida cotidiana de los habitantes de la región. Además de estudiar las obras maestras del Renacimiento, Sargent entabló amistad y aprendió de quienes estaban a la vanguardia del arte de finales del siglo XVIII: los impresionistas. Amigo de Monet, las pinceladas sueltas de Sargent y su gusto por pintar al aire libre eran bastante novedosas para el mundo del arte.
¿Qué caracteriza al estilo artístico de Sargent?
Sargent es recordado sobre todo por sus retratos de la aristocracia adinerada de Inglaterra (donde residió después de 1886) y de Estados Unidos. Aunque se inspiró en la tradición del estilo Grand Manner con sus retratos imponentes y aristocráticos cargados de simbolismo y virtud, los retratos de Sargent eran claramente modernos.
En lugar de las posturas neoclásicas o la rigidez estilizada, Sargent eligió poses que sugerían momentos naturales, sin esfuerzo, congelados en el tiempo. Las pinceladas gruesas y fluidas del estilo impresionista aportaban calidez y realismo rosado a sus sujetos. Considerado por Sargent como su mejor obra, el retrato de la elegante Madame Gautreau se convirtió en el emblema de las técnicas de Sargent. Conocido como Madame X, el público del Salón de París de 1884 quedó sorprendido por la postura y la soltura de la imagen.
Sargent también pintó miles de escenas en acuarela utilizando colores brillantes y resaltando los detalles de la vida cotidiana. Representó los canales de Venecia, las altas cumbres de los Alpes y caimanes en las orillas de un río. Más adelante, la acuarela se convirtió en su medio preferido, ya que se cansó de los retratos al óleo por encargo.
Las acuarelas de sus viajes se convirtieron en su enfoque principal a partir de 1910. Estas piezas fueron bien recibidas, y se realizaron exposiciones de ellas en Londres y Nueva York. En la actualidad, el Museo de Brooklyn y el Museo de Bellas Artes de Boston poseen impresionantes colecciones de estas obras. Las dos colecciones se unieron en 2014 para una exposición conjunta centrada en lo que los museos denominaron un “enfoque audaz y experimental del medio [que] causó sensación en Gran Bretaña y gran emoción en Norteamérica”. La fama de Sargent le permitía tomar esos riesgos, y sus acuarelas bañadas por el sol son un ejemplo de un artista con una verdadera voluntad propia.
¿Quiénes eran los sujetos de este retratista de élite?
En la década de 1880, el joven John Singer Sargent era considerado como un consumado retratista por sus cuadros de mujeres y niños parisinos. Según Weinberg, tras su traslado a Inglaterra en 1886, el artista tuvo que ganarse a los británicos más reservados que se mostraban escépticos ante su enfoque “francés” hacia la pintura. Los modelos norteamericanos que pintó en los años posteriores a su traslado le fueron de mucha ayuda en este sentido.
Estos modelos, que no tenían miedo de asemejarse a los europeos, acabaron convenciendo a varios mecenas británicos de que posasen para el cada vez más codiciado artista. Entre los estadounidenses famosos pintados por Sargent a lo largo de su carrera figuran Isabella Stewart Gardner, Theodore Roosevelt, Woodrow Wilson y miembros de familias famosas como los Vanderbilt y los Astor.