Los músculos pubococcígeos, al igual que otros músculos del cuerpo, pueden contraerse voluntariamente, pero también involuntariamente cuando estamos tensos o ansiosos, perdiendo su elasticidad
La diversidad caracteriza al ser humano y, al igual que ocurre con cualquier otra parte del cuerpo, los penes también se presentan con diversidad de tamaños. Existen penes que, en términos comparativos, pueden ser más grandes que otros, igual que puede ocurrir con los pies, las orejas o los dedos. Se trata, por tanto, de una cuestión estadística y, aunque los datos existen y pueden consultarse, desde una perspectiva sexológica, se deben contemplar otros muchos aspectos de los encuentros eróticos, ya que no existen tamaños más apropiados que otros cuando buscamos el placer”. introduce Ana Antelo Pousa, sexóloga de Centro TAP.
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¿Tener una pareja con un pene de gran tamaño puede suponer un problema para la mujer? “La respuesta es claramente sí, ya que no solo es posible la aparición de lesiones al mantener relaciones sexuales, sino también podría ocasionar problemas a nivel funcional y psicológico de las pacientes, como puede ser el vaginismo u otras alteraciones.
demás, en ocasiones, podría ocasionar más dolor que placer durante las relaciones”, afirma Eleazar Bravo, especialista en Ginecología y Obstetricia de Vithas Las Palmas. Sin embargo, Antelo explica que “las molestias en las penetraciones vaginales y anales dependen de más factores que el tamaño del pene.
En algunas ocasiones, si ha habido experiencias negativas previas, asociadas a dolor vaginal, puede ocurrir que encontrar un tamaño de pene diferente al esperado pueda generar una mayor tensión y nerviosismo y hacer que los músculos vaginales se tensen, dificultando la penetración”.
Por otro lado, añade la sexóloga, “las penetraciones son una posibilidad más dentro del gran abanico de prácticas eróticas que podemos disfrutar en un encuentro erótico, y, además, no tienen por qué ser la práctica principal. Los besos, las caricias, las masturbaciones, entre otras, forman parte también de todos los recursos que poseemos y que nos permiten dar y experimentar placer. En definitiva, el tamaño del pene podría tener cierta influencia en las penetraciones, pero no en otras muchas prácticas del gran repertorio erótico que poseemos”.
Para Antelo, lo esencial es que exista comunicación, que la pareja sepa indicarse qué aspectos de la erótica, prácticas, posturas, etc., desean o les resultan placenteras, y qué esperan en los diferentes momentos del encuentro erótico; de la misma forma, deben poder expresarse cuáles no se desean y qué puede estar resultando incómodo, molesto o doloroso.
“Esta comunicación puede hacerse de muchas formas, ya que no siempre es necesario tener una conversación verbal extensa (aunque puede depender de las circunstancias) sino que, en ciertas ocasiones, la comunicación puede darse de una forma no verbal, aunque no por ello menos explícita: gimiendo, asintiendo cuando la práctica es deseada, guiando la mano o el cuerpo de la pareja, etcétera. Así, manteniendo la asertividad como bandera, y preguntando cuando no se esté seguro o segura de si una práctica es deseada, aseguraremos un mayor ajuste en pareja y un mayor disfrute de los encuentros eróticos”.
¿Qué lesiones se pueden producir en estas penetraciones?
Según Bravo, “las lesiones en la penetración con un pene grande son poco frecuentes, pero se pueden producir. En las urgencias del servicio de ginecología nos encontramos, desde pequeñas laceraciones en la capa mucosa de la vagina, hasta desgarros de gran envergadura en el fondo vaginal; cuya reparación debe ser quirúrgica”.
Antelo destaca que si hay tensión en los músculos que rodean la vagina, o la excitación y/o lubricación no son suficientes, pueden producirse molestias y dolores en la penetración o incluso pequeñas lesiones.
Los músculos pubococcígeos (aquellos que rodean la entrada de la vagina y el ano), al igual que otros músculos del cuerpo, pueden contraerse voluntariamente, pero también involuntariamente cuando estamos tensos o ansiosos, perdiendo su elasticidad e impidiendo o dificultando la entrada de los objetos, el pene o los dedos. En esa situación, los músculos están más tensos y, por tanto, la entrada de la vagina es más estrecha, por lo que al intentar introducir algo más grande que el espacio que dejan los músculos, es normal que se experimenten ciertas molestias o dolor.