Decir qué nos excita puede ayudar a ambas partes a estar más relajadas y, cómo no, a conseguir un mayor placer, pero hay que saber cómo decirlo
Todos hemos recibido consejos sobre cómo conseguir el orgasmo perfecto, dónde tocar o no, qué decir o cómo decirlo… Escuchamos y leemos todo tipo de recomendaciones para tener una vida sexual activa, apasionada y placentera.
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No existe la receta universal para que todos quedemos satisfechos en la cama, pero sí hay ciertas fórmulas que no fallan. En concreto, la terapeuta experta en sexología Tammy Nelson habla en The Good Men Project de claves para el buen sexo que se pueden aplicar a las parejas heterosexuales, homosexuales, jóvenes, adultas, casadas, que viven juntas o solteras”. Encuentra la clave del éxito para disfrutar de relaciones sexuales realmente satisfactorias entre estos secretos, y empieza a disfrutar de un sexo brutalmente bueno.
Cuando mantenemos relaciones sexuales establecemos una forma diferente de comunicación con la otra persona. No es como una charla sobre dónde ir a cenar o qué tal nos ha ido el día pero, como explica Nelson, “el sexo mejora drásticamente cuando puedes decirle a tu pareja lo que deseas en la cama”. Nadie puede leernos la mente sobre dónde nos gusta que nos acaricien, besen o agarren. Decir qué nos excita puede ayudar a ambas partes a estar más relajadas y, cómo no, a conseguir un mayor placer, pero hay que saber cómo decirlo. Claro que “para algunas personas, hablar durante el acto sexual, incluso puede ser una distracción”, comenta la terapeuta. Podemos aprovechar el contacto total, las miradas, el tacto y, obviamente, los movimientos para hablar sin usar palabras. Transformar mensajes negativos –“Odio cuando me babeas el cuello”– por lo que sí nos gusta –“Me encanta cuando me mordisqueas la oreja”– para ir dejando claro lo que no queremos repetir.
Tampoco tenemos que hacernos un croquis ni apuntar en un cuaderno “las estrategias” que van a realizarse en el campo de juego, pero la excitación de anticiparnos mentalmente a la situación puede dar un fuerte empuje al encuentro físico. Nelson habla del ritual de depilarse, afeitarse, perfumarse, escoger la ropa o el sitio en el que encontrarse antes como “la anticipación sexual, especialmente importante para las mujeres” insiste la terapeuta. Si a este proceso añadimos mensajes sobre dónde vamos o van a besarnos, qué zonas queremos acariciar, qué prenda nos vamos a quitar primero o, en general, qué estamos deseando hacer, incrementaremos el deseo sexual.
El buen sexo se practica relajado, como se suele decir, las prisas no son buenas consejeras.
No es que haya que batir un récord de tiempo o de posiciones en la cama, pero tampoco tenemos meternos en faena con el tiempo medido y disfrutar plenamente cada minuto de sexo. A mayor relax, mayor posibilidad de alcanzar un placer total. “La mayoría de nosotros trata de moverse y de cambiar de postura, no porque le duela, sino porque siente demasiado placer”, comenta la también experta en terapia de parejas. Lo importante es disfrutar de cada momento sin tapujos sin pensar si hay que acabar o alargar el encuentro. Dejándonos llevar y destensando músculos.
El buen sexo es frecuente.
“La gente suele decir que no importa cuántas veces se hace el amor, pero sí lo es, en especial para los hombres” comenta Nelson. Sin embargo, en el caso de las mujeres depende más del estado de ánimo por lo que la terapeuta recomienda que la excitación comience antes que el deseo (de ahí la importancia de anticipación sexual mencionada anteriormente). En general, se entiende el sexo en pareja como un acto que requiere cierta emocionalidad y predisposición sentimental. Nelson cree que ha llegado el momento de desmitificar esta creencia: “Tener relaciones sexuales, incluso cuando no estamos de humor, conduce a una mayor vinculación emocional con nuestra pareja una vez hayamos terminado”.