De todos modos vamos a morir…

La situación de pobreza y de falta de atención a la salud es lo que viven a diario cientos de miles de potosinos.

Si no nos morimos de Covid, nos morimos de hambre, tengo que ir a trabajar, así aunque ande gripienta; van dos días que pierdo mi día de trabajo intentando que me den una ficha en la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para tener una prueba de esa enfermedad, y está canijo, casi tengo que quedarme un día antes para hacer fila porque dan pocas fichas, y cómo le hago, vivo lejos, y para acabarla de amolar también mis niños tienen gripa, y creo que están contagiados de Covid, y es que en la empresa no me autorizan incapacidad sino llevo la prueba, dos días sin trabajar y me los van a descontar de mi salario”, comenta afligida María Guadalupe San Juana Hernández, obrera de la Zona Industrial y vecina de la comunidad de Peregrina de Arriba de Santa María del Río.

Esta situación de pobreza y de falta de atención a la salud es lo que viven a diario cientos de miles de potosinos que acuden a la zona fabril de esta ciudad a trabajar, allí prácticamente nunca hubo Covid (a sus casi dos años de su aparición en nuestra entidad), la mayoría de las fábricas nunca detuvieron su maquila, obedeciendo a la imposición de las cadenas de producción transnacionales en la fabricación de autos, donde San Luis Potosí, es uno de los puntos de apoyo de la industria automotriz en el mundo; una forma de producción del neoliberalismo económico, que nuestros gobernantes impulsan y promueven con tal de quedar bien con los acumuladores de riqueza mal habida, sobre todo, del imperialismo Norteamericano.

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En nuestra entidad y en todo el país nunca hubo empatía o preocupación por parte de las autoridades gubernamentales por la salud de los trabajadores fabriles, nunca se implementaron ni se han implementado medidas sanitarias y de apoyo a los obreros para que se guardaran en casa y evitar los contagios, dado que está por delante la producción de mercancías, que se mueran los que se tengan que morir, dirán las autoridades, pero la acumulación de riquezas insanas hasta el fin.

Esto es la causa de lo causado:

Más de 7000 potosinos muertos por Covid-19 y suman.

Cerca de 120 mil contagiados

Y en los últimos días rompiendo record en el número de contagiados diarios, ocupando nuestra entidad el tercer lugar a nivel nacional.

Una noche oscura, un verdadero panorama triste y catastrófico, de enfermedad y muerte afectando a miles de familias potosinas.

La mayoría de los potosinos hemos estado en contacto con amigos o familiares que han muerto por Covid y también hemos sido contagiados por esta terrible enfermedad. Hago un paréntesis, agradezco a la Doctora Candy Sierra y doctor Mario Núñez y a las apreciables enfermeras Domine y Susana, de la clínica del Valle de Texcoco, que atendieron mi salud de manera muy profesional y tiernamente humana, para evitar una afección mortal a mi persona a quienes les debo la vida.

Así de grave está la situación de la salud y muerte de los potosinos, las autoridades hacen llamados a que la gente se guarde en casa y que tome las medidas sanitarias para evitar los contagios, pero la situación económica de los potosinos es cada día más raquítica para dejar de ir a trabajar.

Según datos del Coneval en San Luis Potosí los salarios de los potosinos aumentaron su precariedad del 14.7% al 17.8%, con un ingreso menor a la línea de la pobreza extrema que en números redondos más de 500 mil potosinos no saben que comerán al día siguiente.

Lo peor, es que también el desempleo va en aumento, este fin de año, según datos de la STPS, más de 5000 mil trabajadores potosinos fueron despedidos de sus empresas donde laboraban. Suma y sigue.

En este inicio de año que muchos llamamos la cuesta de enero, el sustento de los sectores laborantes en nuestra entidad se ha reducido casi a su mínima expresión por efectos del incremento en la inflación en nuestro país, 7.3%, como hace décadas no se presentaba, provocando el incremento de los precios de las mercancías, sobre todo, de los productos básicos.

Este año el presidente Andrés Manuel López Obrador festejó el incremento de 31 pesos al salario mínimo que no se compara a los incrementos de los precios, por ejemplo, el tanque de gas butano subió de 776 a 960.

El Chile está a 75 pesos el kilogramo, el aceite a 45, la cebolla a 60, el limón a 80 pesos, y ya no le sigo, porque es interminable la lista de incrementos.

Este 2022 será un año difícil para los mexicanos por mantenerse uncida nuestra economía al neoliberalismo económico norteamericano, y peor, nuestros gobernantes (AMLO) que andan sudando calores ajenos, al advertir al presidente Joe Biden que el T-MEC, debe seguir manteniéndose para proteger la economía rapaz de EEUU.

Un año difícil para los pobres de México, pero también de reflexión y pensamiento crítico, de despertar de conciencias de los sectores sociales más desprotegidos, para que se unan y luchen por lo que por derecho les corresponde. Hoy no es momento de fatalismos, es momento de organización y lucha.