El Departamento de Economía y Asuntos Sociales del organismo señaló que eso estará en línea con la tendencia prevista para Latinoamérica.
La economía de México seguirá la tendencia de desaceleración prevista para todos los países de América Latina y el Caribe con grandes riesgos a la baja en sus perspectivas, incluidos los contagios por COVID; el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales, y la creciente inestabilidad política y social, señaló el Departamento de Economía y Asuntos Sociales de Naciones Unidas.
La recuperación económica de México durante 2021 se estima en 5.8%, desde una caída de 8.3%en 2020 debido a la pandemia. Sin embargo, hacia los siguientes años, el ritmo de crecimiento del PIB se desacelerará a tasas de 2.9 y 2.2 por ciento, respectivamente, según estimados del organismo.
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El rápido crecimiento de los flujos de remesas, impulsados por la recuperación económica en Estados Unidos, ha soportado la demanda privada en México y países de Centroamérica. El total de las remesas a la región alcanzó el récord de 126 mil millones de dólares en 2021, 21.6 por ciento más que el año anterior, según datos del Banco Mundial.
La inflación de México seguirá una tendencia descendente desde un estimado de 5.5 por ciento en 2021 a 4.2 por ciento en 2022 y 3.8 por ciento en 2023, según el Departamento de Economía y Aspectos Sociales de la ONU.
A nivel regional, el panorama es similar al de México con una desaceleración en el PIB de América Latina y el Caribe a tasas de 2.2 por ciento en 2022 y 2.5 por ciento en 2023, tras un repunte estimado de 6.8 por ciento en 2021.
“Incertidumbres sobre estos estimados permanecen excepcionalmente grandes conforme la región enfrenta significativos riesgos a la baja, incluidos el aumento de los contagios o muertes por las variantes del COVID, un fuerte endurecimiento de las condiciones financieras mundiales y una creciente inestabilidad social y política”, apuntó el informe.
A pesar de un repunte de la actividad económica más rápido de lo esperado, la región enfrenta daños duraderos de la pandemia, destaca en su informe las Naciones Unidas.
El organismo prevé que los gobiernos y los bancos centrales retiren el apoyo de las políticas para hacer frente a las presiones fiscales y combatir el rápido aumento de la inflación.
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El Departamento de Economía y Aspectos Sociales de la ONU estimó también que los precios de los alimentos y la energía se estabilizarán en 2022, mientras que las presiones de la demanda y los cuellos de botella en la cadena de suministro probablemente disminuirán gradualmente en 2023.
En el escenario base, se proyecta que la inflación promedio de los precios al consumidor en la región se moderará a 9.6 por ciento en 2022 y 7.2 por ciento en 2023.
“Sin embargo, las grandes incertidumbres en torno a las perspectivas de inflación y las preocupaciones sobre el deterioro de las perspectivas de crecimiento presentan a los encargados de la política monetaria un entorno desafiante para navegar”, señaló.