Todos los empleados públicos deberían descender a su grado inmediato inferior, porque han sido ascendidos hasta volverse incompetente.
Aforismo del filósofo español José Ortega y Gasset (segunda década del S. XX)
Casi cincuenta años después del aforismo de Ortega y Gasset, Laurence J. Peter, pedagogo y escritor canadiense, doctorado por la Universidad Estatal de Washington, formulo la teoría o principio de Peter que en resumen consiste en declarar que: “En una Jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia: La nata sube hasta cortarse “; algunos otros estudiosos del desempeño organizacional también han coincidido en este punto.
Nada es más cierto que lo anterior, todas las organizaciones -desde luego la administración pública-, tienen personas que son altamente eficaces y eficientes en el puesto que desempeñan, pero la gran tara de nuestro tiempo ha sido que en lugar de incentivar a esta persona a seguir siendo eficiente y reconocer su importancia dentro de la organización, se le premia subiéndolo de puesto ascendiéndolo en el escalafón.
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Reconociendo el principio Darwiniano de adaptabilidad del ser humano al entorno, el individuo promovido seguramente desarrollará la actividad encomendada ya no con la eficacia de sus habilidades y destrezas de origen, pero se adaptará y seguirá subiendo en la escala de jerarquía, aunque llegará un momento que no sabrá que hacer o requerirá de demasiados asesores para desempeñar su trabajo, en ambos casos el costo para cualquier organización es muy alto.
Si el costo es alto, pero en la administración pública el impacto de este no es la pérdida de un negocio o una caída accionaria, no, en el negocio de lo público el daño causado por la incompetencia de los servidores públicos ya sean de carrera o por elección popular es magno pues le golpea a la sociedad en general y con mayor costo a quienes menos tienen.
En este orden de ideas durante mucho tiempo en nuestro País, hemos escuchado el debate sobre quienes son mejores servidores públicos, aquellos que han tenido un recorrido público y político en los diferentes órdenes de gobierno o aquellos que han ascendido desde la burocracia; los tecnócratas contra los políticos.
Para nuestra desgracia ejemplo de pésimos servidores públicos en todos los ámbitos y emanados de todas las trincheras tenemos muchísimos; este hecho es lo que ha originado, en parte, la alternancia política contemporánea en el País.
Así la sociedad ha venido poniendo sus ojos en nuevos liderazgos que parecieran que pueden con el paquete de dirigir y domar al brioso potro llamado México.
CONCLUYENDO.
- Claudia Sheinbaum, Ricardo Gallardo, Samuel García, Enrique Alfaro, Mauricio Vila, Jefa de Gobierno y Gobernadores de Ciudad de México, San Luis, Nuevo León, Jalisco y Yucatán, son algunos de los nuevos rostros de liderazgos en México.
- Claudia Sheinbaum, Enrique Alfaro como Mauricio Vila, conducen el barco de buena manera entre las turbulencias de sus propios mares.
- En el Caso de nuestro Gobernador y de Samuel García prácticamente acaban de levar ancla y en el horizonte se vislumbran nubes de tormenta producto de los ejercicios anteriores, pero, aunque están navegando con el viento en contra han manifestado liderazgo en el mando del buque, habrá que estar atentos.
- Esta el caso de Colosio, Presidente Municipal de Monterrey, a quien hasta el momento solo le hemos visto con simpatía por el apellido, pero que poco o nada conocemos de sus capacidades y liderazgo.
- Así pues, creo que nos hemos estado equivocando la forma de seleccionar a nuestros servidores públicos primero porque mezclamos a quienes tienen un bagaje técnico impecable con quien debe ser líderes para conducir a su grey.
- Hay en la palestra buenos y nuevos líderes, unos recién desempacados y otros ya con más de un año de la garantía, debemos valorar que son, que quieren y hasta donde da su capacidad.
- Quien demuestre esto a la ciudadanía con seguridad avanzará al siguiente nivel, ojalá y sea competente.
