La ceramista Carol Long crea detalladas esculturas que capturan la belleza de la naturaleza a través de sus patrones y formas
La ceramista Carol Long captura la delicada complejidad de la naturaleza en sus detalladas esculturas de cerámica. Muchas de sus piezas de inspiración orgánica, con picos giratorios y asas retorcidas, tienen formas inspiradas en insectos y vida silvestre.
Las vasijas que no, rinden un homenaje a la espectacularidad de la flora y fauna en algún lugar de sus superficies. Cada una de estas esculturas ornamentadas es creada de manera artesanal, ya sea sobre el torno o que la artista las construya a partir de losas y extrusiones.
Luego viene el meticuloso proceso de moldear la pieza para darle su forma final, salpicada de detalles que imitan los patrones que aparecen en la naturaleza. Todo, desde alas de mariposa y pájaros hasta orugas y crisálidas, está presente en las piezas de cerámica de Long.
“La mayoría de mis formas comienzan con una pieza desechada”, dice Long “Me encanta delinear las formas para que se vean fluidas, extender las manijas hacia el espacio, deslizar el esmalte los diseños de la superficie para unir toda la pieza.
Es de baja tecnología y requiere mucho tiempo”. Una vez que termina de esculpir y la cerámica se ha secado por completo, cada pieza es glaseada y cocida al cono 5. Con esas especificaciones, el horno alcanza temperaturas de más de 1,150 grados celsius; y lo que una vez fue arcilla blanda y maleable se solidifica para conseguir su forma final. “Pero”, explica la artista, “luego paso mucho tiempo ensuciándolos para que se vean antiguos y parezcan haber pasado por un fuego atmosférico mágico”.
Los recipientes de cerámica de Long, ya sean jarrones altísimos o pequeños cuencos con tapa, logran capturar la fluidez y expresividad del medio con sus líneas curvas y asas y bases rasgadas. Estas obras de arte texturizadas casi cobran vida propia, como criaturas encantadoras nacidas de la naturaleza y de las propias manos creadoras de la artista.
